sábado, 28 de agosto de 2010

Cuentos.

Él dice, que lo hago soñar.
Y yo, sigo haciendo que sueñe. Me dejo llevar por lo que siento, me estoy permitiendo el lujo de ser una adolescente atolondrada. ¿Acaso no debería?
Pues no, no debería. Intento frenar, y lo único que hago es ganar velocidad.
Consulte a mi oráculo, amigo de mente fría que suele templar la mía. Es cierto que puede ser tan gris que nubla el cielo más azul. Sus palabras están siempre vacías de cualquier sentimiento, ve tan claro lo que sucede que no se puede dudar de su palabra. Jamás hay amor en sus predicciones. Sé que sólo intenta que no me hagan daño. Sé que soy yo quien pide su opinión. Y sé, que puede, que es probable, que una vez más... acierte. Pero no he querido prestar atención a lo que ha vaticinado. Y de momento, ha dejado de saber.
Él parece tan sincero, y se pone tan nervioso cuando está conmigo. Parece un niño al que le sudan las manos en su primera cita. Sigo escribiéndole con el corazón en la punta de mis dedos, sin dejar que ni una sola frase sea repasada por mi cabeza antes de enviárselas. Y él, se bebe mis palabras. Cuando acude a mi encuentro, es el caballero de los cuentos que le he enviado. Y quiere que sea su princesa, quiere acunarme en sus brazos y protegerme de todo mal. Sé que soy mayor para los cuentos de hadas, sé que son sólo eso, cuentos. Y para colmo, yo los inventé. Están hechos a mi justa medida.
Pero mis palabras, lo hacen soñar.
Y yo, quiero por una vez y sin que sirva de precedente, unirme a sus sueños.

lunes, 23 de agosto de 2010

Brotes.

Trate de contener tanto mis emociones, que por algún lado habían de brotar.
Y lo han hecho, escapando a mi control. Por un lado, en forma de un enorme herpes simple(aunque de simple no tiene nada) que ocupa mis labios cual amante posesivo. Y por otro, y no era menos esperarlo de mi, en forma de palabras escritas. Folios y folios de una almibarada y empalagosa prosa poética, totalmente rosa y poco adecuada a mi edad. Palabras llenas de sentimientos tiernos a los que no creo tener derecho. Y en un arranque de este loco enamoramiento, se las envié a él, sí, lo hice. Le dije que mi boca sólo sabía hablarle a besos, y que tendría que aprender a leer en mis silencios. Y para compensarle el aprendizaje, le inundé el correo de románticas y azucaradas palabras. A estas horas debe estar luchando contra la terrible hiperglucemia que le habrá causado su lectura.
En cambio tú... recibí un mensaje preguntando si podríamos vernos. Contesté que tenía trabajo y que además, mis labios no podían pertenecerte esa mañana, que no me encontraba bien. Ni siquiera hubo respuesta, ni tan sólo un... que te mejores. Me gustas, y lo que mi cuerpo siente en presencia del tuyo... puede con mi voluntad, pero él ha llenado mi alma justo con lo que necesitaba. He tenido la tentación de hablarte de él, no tengo que pedirte permiso, no tienes sobre mi más poder que el que yo misma te doy. Hay muchas formas de amar, eso sueles decirme.
Tu, eres el dueño de mi cuerpo.
Él, empieza a dominar mi corazón.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Ayer, hoy, mañana.

Hay momentos de los que hay que distanciarse, para poder hablar de ellos.
Yo era tierra seca, yerma, y cuando estalló la tormenta dejé que el agua me empapase. Dejé que la humedad fuese calando poco a poco, y sí, quise ser barro en sus dedos y que me moldease a su antojo. La distancia en el tiempo no cambiará eso. No terminará de enfriar ni mi cuerpo, ni mi alma.
Él se enredó en mi pelo, y se entretuvo en libar de mis pechos. El deseo ardía en nuestros labios mucho antes de incendiar nuestros cuerpos.
Aún hoy me siento llena, plena.
Mañana he de volver al trabajo, a llevar reloj y uniforme.
Acabo de decírtelo, costumbre de que sepas como encontrarme, aunque la verdad es que ahora... no quiero verte.

domingo, 15 de agosto de 2010

Quizá y sólo quizá...

Quizá estoy viviendo una fantasía adolescente impropia de mi edad.
A este quizá, quizá deba añadirle muchos más, quizá no deba, quizá no pueda, quizá esto, quizá lo otro.
He aceptado una cita.
Ya sé que dicho así no parece gran cosa, sería diferente si diera las oportunas explicaciones, pero no lo haré.
Tú me querías en brazos de otros hombres, quién sabe (y aquí viene otro quizá) quizá sea este. No voy a compartirlo contigo, aunque(de nuevo otro quizá) quizá cuando tú me hables de otras, me sienta por una vez en igualdad de condiciones. No te preocupes, tú me enseñaste a tener amantes, sé qué hay que hacer, sé qué hay que decir, sé como tengo que ser. Estoy dejando que mi corazón lata con tanta fuerza que casi me hace daño, amenaza con desbordase, pero necesito sentirlo vivo. ¿Crees que no podré controlarlo?
No te preocupes, tuve un buen maestro.
He sido una buena aprendiz, quizás la mejor.

martes, 10 de agosto de 2010

Preciosa

Soy mujer, quizá está en mi naturaleza el ser voluble y veleidosa. He girado la cabeza cual veleta para prestar oídos a palabras, dulces palabras de cariño y tal vez...¿Amor?
Sí, es por eso por lo que me notas tensa, por eso por lo que he estado menos disponible para ti.
Pero imagina la escena.
Una mañana calurosa, un lugar en el campo. No pude dejar de verme con sus ojos.
Y por eso yo, estaba más preciosa de lo que él nunca me había visto. Por eso el viento alborotaba ligeramente mi pelo, sin ocultar del todo mi sonrisa o mi mirada. Por eso los pajarillos se acercaban casi hasta comer de nuestra mano, o el río corría cantarín a nuestros pies.
¿Lo ves? Terriblemente bucólico y romántico. Y él, tratando de quitar el óxido a mi viejo corazón. Ahora de vez en cuando un latido lleva su nombre. Sí, me dio en unas horas el cariño que tú llevas años regalando, mientras me lo niegas a mi.
Y sólo me notas tensa.
Podría escribir la escena que continua a esa otra. Hablar de sentimientos no se me suele dar mal. Podría poner en su boca como se ha ido enamorando de mi poco a poco, sin darse cuenta. Podría hacer que dijera que me quiere, que no puede luchar contra el torbellino de sensaciones que le produce mi presencia y también mi ausencia.
Pero hay un fallo en todo eso, estas tú, que sólo me notas tensa.
¿Por qué para ti no soy preciosa?

miércoles, 4 de agosto de 2010

Sincera...

Te gustan mis arranques de sinceridad.
Yo los temo. Temo no poder detenerlos. Dices que mis palabras salen de lo más profundo de mi alma, del lugar en el que encarcelo mis sentimientos. No me gustan esas fugas, me dejan al descubierto, puedes ver lo frágil que en realidad soy.
Te confieso que no le temo a mi soledad, aunque aveces me ahoga. Y tú me hablas de esa otra, necesitada de amor y cariño. ¿Y quién no lo está? te pregunto. Crees que porque no lloro en tu hombro, no lo necesito. Maldita fachada, o tal vez bendita. Y en uno de esos momentos, de extrema debilidad, dejándome llevar exclusivamente por lo que siento, te digo que te quiero. Que cada día pongo a prueba esta lucha continua entre cerebro y corazón. El primero no deja al segundo tomar el mando, sabe lo que se hace, sabe lo que ha pasado otras veces. Sin embargo, hay momentos...
Gracias a Dios recupero la cordura, y vuelvo a ser esa mujer callada, a la que dices que amas en silencio...