lunes, 28 de noviembre de 2011

.......

Una vez leí que el infierno no es tal y como nos cuentan, es diferente para cada uno de los que lo merecemos, cada cual tiene su propio infierno.
Me pregunto si no habré muerto en algún momento sin que haya llegado a saberlo. Me pregunto si esto que llamo vida, no será más que mi existencia en el infierno, en mi propio y particular infierno.
Verte llegar sonriente, sentir tu mano helada en mi rostro sin que me de tiempo de retenerla un instante, sin poder tomarla entre las mías y calentarlas. Mirar el reloj sabiendo que me queda sólo un minuto, quizá dos. Servirte el café, acercarte el azúcar y... decirte adiós.
He pasado cuatro días esperando eso.
Y pasaré otros tanto esperando un momento parecido, sólo que la mano helada sera la mía, y el rostro tibio que buscaré será el suyo.
¿No es un verdadero infierno?
Debe serlo porque se me muestra la gloria mas infinita y se me niega. ¿Acaso hay castigo más cruel?

sábado, 26 de noviembre de 2011

Voces.

Algunos días algo en mi interior se niega a estar sin ti.
Sí, lo sé, lo sé, cuantas y cuantas veces renuncio a ti, tantas cariño mío, tantas que ya he perdido la cuenta.
Empiezo por creer que voy a verte, hace días ya, estoy en casa, esperando, esperando, esperando, esperando, desesperando.
Las preguntas se agolpan, dónde estarás, que harás, con quién, por qué no has venido.
Comienzo a responderme y comienzo a reprocharme que me esté haciendo preguntas, y a reñirme por contestarlas.
Y entonces una voz dentro de mí dice.... no eres lo bastante buena, no para él, no te quiere como dice, pídele explicaciones, exígele una respuesta, reclama lo que quieres, ¡A que esperas! ¡No te calles más! ¡No te aguantes más!, si te ama... si te ama... se quedará contigo.
Y a falta de otra forma de comunicarme empiezo a escribir. Escribo, escribo y escribo, pregunto, respondo, exijo, reclamo, grito, y se lo digo... se acabó, no soporto pensar que nunca seré suficiente para ti, no soporto soñar cosas que jamás tendré, me duele saber que nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, serás para mí, creí que podría aguantar eternamente, pero no puedo.
Releo, quiero estar segura de que todo lo que quiero decir está ahí, todo, sin dejarme nada.
Y otra voz dentro de mi dice.... ¿Qué te pasa? ¿Qué haces? ¿Estás loca o qué? Y si él no lucha por ti, y si ve el cielo abierto porque lo dejas, dijiste que nunca se lo pondrías fácil haciendo eso, ¿Te rindes? ¿Y tu palabra de caballero? ¿Y ese amor del que tanto alardeas? ¿De verdad vas a enviar eso?
Paseo el ratón entre enviar y cancelar.
Borro y reescribo.
Te echo tanto de menos que es mejor que no te escriba hoy.
Añado besos y envío.

Lo mismo ya no hace falta que me diagnostiquen la esquizofrenia.
Lo que si es seguro es que esto no es normal.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Una de fantasmas.

Esta mañana tocaba momento Lady Halcón, un maravilloso momento el de hoy por cierto. No es que haya sido distinto en si a otros, han sido las sonrisas, han sido las miradas, no sé, habré sido yo y este estado de enamoramiento perpetuo en el que vivo. Pero ha debido ser distinto porque él me ha escrito al llegar a casa, suele hacerlo en el turno de noche si tiene tiempo, pero no al llegar a casa. Cuando he abierto el correo al volver de mi turno a medio día, me he encontrado con esa sorpresa, y con un... cada día te amo más... que ha hecho que se me caiga la baba.
Pero no era de eso de lo que quería hablaros, quería contaros el regreso de un fantasma.
He recibido respuesta a un correo de Octubre de 2008, sí, como os lo digo.
Y esto es... otro cuento.
Hace mucho, pero mucho tiempo, estuve enamorada. Sí, una vez más una relación complicada, muy complicada y que terminó muy mal. Pero si me conocéis un poco sabréis que yo soy de las de, aquí me tienes para lo que necesites, y si lo digo, termino por estar de verdad. Durante un tiempo cuando todo acabo fui su amiga, iba, venía, lloraba en mi hombro, lo consolé como no debía más de una vez... sí... justo como estáis pensando que lo hice, en fin... un autentico desastre. Se casó, se separó, volvió a tener pareja, tuvo una hija, y poco a poco fue desapareciendo de mi vida y por supuesto yo de la suya. Él siempre dijo que nadie lo querría nunca como lo había hecho yo, y yo, llegué a quererlo porque él puso todo su empeño en que así fuera, porque lo creí, porque pensé que era sincero, porque... terminé por enamorarme o por pensar que lo estaba. El caso es que hace mucho que no sabía nada de él, y hoy, al abrir el correo ahí estaba. Llamándome corazón, diciendo que ha habido cambios en su vida(otra vez), que vive cerca (demasiado para mi gusto), que le gustaría saber como estoy y hablar conmigo. Contestaré, me conozco y sé que lo haré, pero no hoy y quizá no mañana, y desde luego lo primero que va a saber son los cambios en mi vida. Para mi ya no es más que un fantasma del pasado al que apenas recordaba, y es justo ahí donde va a quedarse, en el pasado. No pienso ayudarlo a pasar otra época de transición, no pienso ser un intermedio otra vez, o algo con lo que entretenerse mientas aparece la siguiente esposa o novia, no, de eso nada. Estoy viviendo mi precioso cuentos de hadas, y no pienso permitir que un viejo y malvado hechicero venido de un pasado lejano y oscuro lo eche a perder, bastante tengo con los imposibles como para ir añadiendo mas complicaciones.
La vida no deja de dar vueltas y vueltas, pero es que conmigo parece que da las mismas una y otra vez.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Y no fue posible.

Esta mañana escribí un cuento imposible.
Pero una vez más me pareció que hablaba de personas a las que no debo mencionar.
Era mi historia, esta historia, y os contaba quién y por qué hace imposible este cuento. Y si estáis pensando en otra mujer... sólo acertáis a medias.
Supongo que algunas veces me pueden las ganas de hablar claramente, aun más claramente de lo que suelo hacerlo, y no debo. Quién soy yo para mencionar a nadie, sobre todo cuando ese nadie es totalmente inocente en todo esto, cuando no sabe, ni sabrá, nunca nada.
Me sentó muy bien verlo escrito, y me hubiera sentado aún mejor conocer vuestra opinión, saber si la compartíais la mía o estabais del todo en contra.
Es algo así como un secreto dentro de otro secreto. Quizá algún día, quizá cuando este cuento tenga final sea el que sea, pueda contar sin miedo alguno el cómo, el dónde, el quién, y el por qué.
Mientras tanto el cuento continúa, cuando el príncipe nota lejana a la princesa acude raudo a su encuentro. En cuanto la princesa está contenta porque ha tenido a su lado al príncipe, este parte raudo a otro reino a atender sus muchas obligaciones. El amor no los deja olvidarse, los mantiene unidos contra viento y marea. La princesa no quiere luchar mas contra si misma, y el príncipe... el príncipe sigue siendo una incógnita la mitad de los días hasta para la propia princesa.
El otro día, al final de una de sus cartas le decía...
Tienes razón cuando dices que ni yo mismo sé cuanto te quiero.

Y cosas como esa... hacen sonreír a la princesa, y que de camino.... el cuento continúe.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

No todas las lágrimas son amargas.

Una vez en la tele vi a una señora de bastante edad, lo que llamaríamos una abuela, que decía que lloraba cada vez que hacía el amor con su marido. Cuando la presentadora le preguntó el por qué, contestó que porque le hacía sentir mucho.
Algunas veces las lágrimas de felicidad y de amor se escapan justo en momentos como ese. Momentos en los que sientes tanto que no controlas nada. Es tanta la emoción, tanto lo que estás viviendo, sintiendo, que lloras, que lloro.
Pero es de contenta cariño, de contenta.

sábado, 12 de noviembre de 2011

11/11/11

11/11/11
Sí, lo sé, eso fue ayer.
Ayer hizo un año, un año que supe que mi amor nunca sería posible, ¿curioso verdad? Ayer todos pensaban en cupones, en malas y buenas suertes, yo recordaba el 11/11/10.
Hasta aquel día mi historia tenía ciertas posibilidades, empezábamos a amarnos, a conocernos, aún íbamos con cierto cuidado el uno con el otro, el futuro no pintaba mal.
Quedamos a tomar café, como tantas veces. Debí notar su nerviosismo desde el primer momento. La tarde avanzaba y terminamos el uno en brazos del otro, ahí sí, ahí sí me di cuenta de que algo pasaba. Pregunté, ¿Te pasa algo?. Nada, me respondió. Algo te pasa, será mejor que me lo cuentes, dije. Y habló, grandes noticias para él, nefastas para mi. Lloré, lloré egoistamente por mí, porque me sentía obligada a renunciar a su amor, dije que no lo vería más, que no, que así no, aquello era demasiado para mi. Lo nuestro debió terminar justo en ese momento. Hicimos el amor después, sí, no por despedirnos así, porque nos amábamos y nos deseábamos, y el resto, lo que pasaba, en realidad no nos importaba en ese instante.
Ayer, justo un año después de aquel día, volvíamos a hacer el amor, porque nos amamos y nos deseamos, y el resto, en esos momentos, sigue sin importarnos.
No se lo recordé, no le dije nada, hemos mantenido nuestro amor, eso es lo que importa.
Aquel día marcó la entrada de los imposibles en mi vida, siguen ahí, nada los hará desaparecer, antes desapareceremos el uno de la vida del otro.
Cómo es posible tanto amor, tanto amor, y con tan poca esperanza.
Sí, ayer fue un día especial para mí 11/11/11, los imposibles existen; pero aún no me han vencido.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Llámalo amor.

Una vez tuve una aventura.
Alguien mayor que yo, pero no demasiado, aunque si algo más de una década. El mejor sexo que había conocido hasta entonces. Que alguien se dedicase durante minutos o durante horas, según tiempo tuviésemos, a que yo disfrutase de todo el placer que como hombre era capaz de darme.... era... increíble para mi. Sobre todo siendo yo como soy, tímida, sintiéndome casi siempre poca cosa, nada aventurera la verdad. Él me llamaba su Diosa, y hacía que me sintiese como tal. Suelo decir que lo que da placer engancha, sea el placer del tipo que sea, desde el que te da el chocolate, al que te pueda dar el sexo. Mi cuerpo reaccionaba a su simple presencia, se preparaba para recibirlo de la manera mas íntima apenas con la primera caricia. Y conocía un amplio repertorio de caricias, o quizá yo era... no es inexperta la palabra que busco, quizá sea, poco dada a la variedad en la cuestión de amantes.
En cuanto él, mi él de ahora, entró en mi vida él se dio cuenta. Yo no necesitaba más sexo por muy espectacular que fuese, necesitaba amor.
Ahora al placer del sexo puedo unirle el placer de amar. Sé que puede parecer cursi que diga esto pero... esa frase tan manida de que dos son uno cuando hacen el amor... ahora sé lo que es.
Creo que he rizado el rizo.
Algunas veces, y Lady Tea me hizo pensar en ello, le digo a él que si la gente supiera de nuestro amor muchos nos envidiarían. Hoy puede que esté demasiado imbuida del espíritu de Cupido aunque aún no toque pero, podéis buscar la historia de amor mas romántica que conozcáis, real o de ficción, cualquier novela, cualquier película, cualquier canción, así es nuestro amor, puede que, y permitid que me tome esta licencia, puede que incluso mejor.
Y sabéis... el sexo no es menos espectacular.