miércoles, 11 de septiembre de 2013

Estoy aquí.

Cuanto me está costando, entrar aquí sin él...
Intento escribir, y lo echo de menos a las primeras letras.
He escrito en este tiempo ese "libro", del que he hablado alguna que otra vez. Durante sus doscientas y pico páginas he llorado su ausencia. Sigue estando presente, en todas partes.
Abrí una cuenta en Facebook, sí, ahora que ya no se lleva. Pensaba que estando en contacto con gente que conozco, me distraería. Y cada vez que la abro siento ganas de escribir, y la gente no escribe en un sitio así. He dejado algunas frases, y el otro día un compañero me dijo que estaba muy "mística". Le respondí que no sabe lo "mística" que puedo llegar a ser. He puesto las fotos que hago a las flores, y a las nubes en el atardecer. He querido ser sólo yo, a cara descubierta, sin esconderme de nada ni de nadie, pero no me sirve si no puedo escribir.
Mi necesidad de escribir nace de mi necesidad de hablar, de expresar cada una de las cosas que pasan por mi cabeza, sean o no sean más que desvarios de loca.
Sigo amando a ese hombre, y sigo viendo algo...no sé qué, en sus ojos.
La esperanza sigue siendo esa mala hierba, empeñada en crecer en un erial.
Quiero ser todo lo mística que me de la gana y desvariar sin miedo alguno, y que haya alguien, ahí, que me diga, que me entiende.
Soy yo, y estoy aquí.