lunes, 27 de diciembre de 2010

Loca, loca, loca

La Navidad va pasando.
Tuve mi regalo con adelanto. Claro que no podía quedármelo, tal vez podría decir que era algo que había que consumir de inmediato. No admitía dejarlo para otro día, era ahora.. o nunca. Y elegí el ahora.
Terminaré por odiar las circunstancias, esas que siempre pueden más que yo, esas a las que dejo ganar, esas que se llevaron mi regalo. Devolverlo, cuando me estaba siendo entregado, no fue fácil. Mantenerse firme y decir no, fue desgarrador. Me tragué las lágrimas, y alguna copa de mas. Me perdí en la noche, bajo la lluvia. Me perdí en sus ojos, en sus brazos, en sus labios, en su cuerpo. Quise que nadie me encontrase, quise no volver. Tenía mi regalo, era sólo mío, se ofrecía a mi, parecía tan sencillo quedárselo. Y las circunstancias de nuevo, pudieron más que yo.
De mi boca salían palabras como... no debemos, no lo consentiría, no podemos, no quiero eso, no, no... Y mi corazón gritaba ¡No quiero que te vayas! Acabas de decir que me amas ¡ Quédate conmigo! Soy tan buena como... puedo ser igual que... ¡No quiero perderte! ¡No lo consentiré!.
No quisiera ser como soy, no quisiera dejarlo ir, pero sé que lo perderé en el mismo instante en que trate de retenerlo. Ojalá dudase de lo que siento, o dudase de lo que siente él. No encuentro un final para este cuento, porque no podemos llegar al... y comieron perdices.
Terminaré por odiar esas circunstancias, y es algo que tampoco puedo hacer. Se nos va la vida en hacer proyectos en nuestro no futuro, castillos que no se sostienen ni el aire. Se nos va la vida queriéndonos, sin tener derecho a ello,
Terminaré por odiar cualquier cosa que se interponga entre nosotros, así sea el aire, como decía Juana la Loca.
Terminaré loca, como ella, loca de amor, loca de celos, loca de envidia, loca de tratar de ser buena, loca... por tratar de mantenerme cuerda.
¿Saben los locos que lo estàn?
Quizá yo ya lo esté


Ni siquiera os he deseado una Feliz Navidad, pero es que yo... no soy que se diga muy navideña. Pero aun así, que lo paséis bien, y que disfrutéis todo lo que se pueda.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Ayer, hoy,¿mañana?

Hoy he puesto el Belén en el trabajo. Es la primera vez que lo hago yo sola. No es gran cosa, es.. un Belén.
Ayer, él, me abrazaba como si la vida le fuera en ello. Y quizá en ese abrazo nos iba la vida a los dos.
Hoy me han enviado un contrato por correo. Pero aún es pronto para hablar de ello, no quiero gafarlo.
Ayer, supe cuanto me había echado de menos, y aunque sigue sin haber futuro, no vamos a perder el presente.
Hoy, quisiera que fuese de nuevo ayer.
A ver que nos trae el día de mañana.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Furia

Llegué a esta lid con el bando perdedor, con el que no presentaba batalla, con el que iba a ser masacrado, pero hoy... la sangre me hierve. Y quisiera arengar a mis tropas, enviarlas valerosas a una muerte segura, sacrificarlas en aras de lo que siento, luchar por lo que quiero, y no rendirme sin más. Conozco las fuerzas contra las que pelearía, y sé que no hay nada que pueda hacer, ni siquiera puedo entrar en combate. Sólo dejarme pisotear, morir, desaparecer. Pero hoy... soy ese animal herido, esa criatura furiosa, esa mujer rebelde que se oculta en mi ha tomado las riendas.
Que nadie se preocupe, dentro de un rato, me habré calmado.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Circunstancias...

Se marchó hace unos días. Sé que no hay futuro, ya lo he dicho antes, las circunstancias no lo hacen posible, y si no fueran las circunstancias sería otra cosa y tampoco lo habría, o eso creo yo. Pero también hay otra cosa que creo, aunque no quiero creerlo mucho, porque no harán posible nada. Creo... creo... que él siente por mi lo mismo que siento yo por él.
Sé que parece una locura, pero le cuesta tanto como a mi dejar de verme. Busco en sus ojos, busco en sus gestos, busco en sus palabras y no encuentro la mentira. No puedo pedirle una prueba de amor, no tiene sentido, y eso no se hace, aunque sé que llegará el momento y entonces...
El momento siempre llega, ese en el que hay que hacer algo por el otro, ese en el que hay que demostrar que se es sincero, llegará siempre llega y hasta ahora... todos han fallado justo ahí. No tengo que pedir, solo esperar.
No puedo matar el amor, no puedo arrancar de mi algo que esta tan vivo. Tendré que frenar en seco dijo él, o no dejaré de verte nunca, apenas puedo estar dos días sin ti. Yo lo intenté, le contesté, y creí morirme en el intento.
Es una pena, que las circunstancias no nos hayan dado tiempo de saber si podíamos ser algo... o no.
Ahora sólo podemos ser una historia, a la que tratamos de poner, sin conseguirlo, un final.. ¿feliz?

Debería estar celebrando algo, algo que me hace muchísima ilusión, algo que cuando sea un proyecto más firme probablemente comparta aquí. Sin embargo mis pensamientos están llenos de palabras y de imágenes, de la persona a quien... bueno... mejor seráque ni lo diga, a ver si así voy perdiendo la costumbre.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Igual que otras veces...

Lo esperé bajo la lluvia, como la primera vez. Aunque Agosto estaba en toda su plenitud, llovía, igual que hace dos noches.
Quise decirle que era mejor dejarlo, eso le habría puesto las cosas muy fáciles, pero callé. Dejé que me preparase la cena, y que encendiese velas, igual que otras veces. Dejé que abriese el vino, su favorito, y bebí con él. Dejé que me besara, y le devolví el beso, uno, dos, tres... quién puede contar los besos cuando ama. Dejé que me dijera que lo volvía loco, que me quiere, que soy su vida, y confesó que había pensado no verme. Lo sabía, le dije, pero quise que tú me lo dijeras. Le ofrecí lo que soy, sin plazos, sin exigencias, sin nada a cambio más que una cosa. Se sincero siempre, dime lo que sientes, haz que yo lo sepa, eso le pedí, poca cosa supongo. Su vida está cambiando cada segundo, para alejarlo de mi. Hay momentos en que lo siento tan cerca, que casi creo que si pudiera cambiaría las cosas, pero eso es pedir un imposible, ni él puede, ni yo lo consentiría. Me devolvió a casa antes del amanecer, igual que otras veces. Se va de viaje, y no sé cuando volveremos a vernos, ni si lo haremos. No hubo despedidas, ni promesas, sólo un beso de madrugada y un hasta luego.

Y tú, apareces hoy, desesperado porque no me ves, nervioso y agitado porque me echas de menos. Diciendo que me buscas en el aire y no me encuentras, diciendo que me quieres y es la primera vez que lo dices, diciendo que me necesitas y que no sé el poder que tengo sobre ti, sobre cualquier hombre. Casi me he reído al oír eso, sobre cualquier hombre... no, no sobre cualquiera he querido decirte, no, ni siquiera creo tenerlo sobre ti. Pero he callado, igual que otras veces contigo. Y he dejado que me ames, dándote lo que de verdad echabas de menos, lo que de verdad necesitabas. No he sentido que traicionase a nadie, ya no hay nadie en mi corazón, bueno... quizá si, pero está haciendo las maletas.

viernes, 26 de noviembre de 2010

No creo.

De pequeña usaba la ropa que a otros ya no les servía. Casi nueva, casi sin usar, casi bonita, casi es lo que tienen tus amigas, casi, casi, casi era mía. Puede que fuese entonces cuando me acostumbré a conformarme con las sobras de los demás. Porque es lo que hay, porque si tienes esto para que quieres más, porque es bueno, aunque sea a ratos, aunque sea una noche, aunque sea... de otra. Esta vez nadie me obliga, nadie me riñe porque quiera otra cosa, ahora soy yo solita la que elige quedarse con ese poco, que me suele parecer mucho.
Él tiene razón, no creo en mí.
No valgo, no sirvo, no merezco, no soy.
Esa soy yo.
No, no creo en mí.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Fe.

Él cree que no creo en nada ni en nadie.
Hemos quedado en vernos, y tres veces, las mismas que Pedro(¿fue él no?) negó a Jesús, me ha dicho... si no puedes lo dejamos para otro día. Pensé ponérselo fácil y decirle que no, que no podía verlo, pero no lo he hecho. Si no quiere verme tendrá que decírmelo, puedo allanar el camino, quitar las espinas con mis propias manos, no soy orgullosa y lo sabe, pero... en fin...
Todo parece cuestión de fe.

sábado, 20 de noviembre de 2010

No puedo hacerlo...

El día está muy gris, pero detrás de todas esas nubes el cielo es tan azul como siempre.
No he dejado de escribirle, no puedo hacerlo, no he dejado de derramar este amor que me llena, no puedo hacerlo. No quisiera romper lo que tenemos, sólo adaptarlo a las circunstancias. Quiero ofrecerle mi vida, y no puedo hacerlo. Me debato entre lo que creo que es mi deber, y lo que de verdad deseo hacer. No puedo dejar de pensar en él, no puedo dejar de pensar en mi. Pasará la tormenta y el tormento, lo sé, sé que se pasará, siempre lo hace, pero me está destrozando. Acaba con mis fuerzas, me roba el sueño, y no me deja descansar. La felicidad más absoluta lo rodea, sólo hay un punto oscuro en su vida, y soy yo, y no soy capaz de desaparecer, ni siquiera sé si él quiere que lo haga. No me importa quedarme a mendigar migajas, devorar las sobras como si fueran el más lujoso manjar, siempre que sea él quien me lo ofrezca. Si, lo sé, suena.... tan mal como me siento. Pero no puedo aspirar a más, y ahora mismo, no puedo renunciar a él, no por voluntad propia, y él, aún no me ha dejado marchar. Retiene un delgado hilo, que yo sostengo con fuerza.
Lo sé, es un amor a la desesperada, sin futuro, sin presente y con apenas un pasado. Sé que sería mucho mejor terminarlo cuanto antes, pero no puedo hacerlo, y él... dijo mientras enjugaba mis lágrimas que yo... era el amor de su vida.
El día sigue estando muy gris...

domingo, 14 de noviembre de 2010

No lloraré

Los finales felices no existen, sólo son finales nada más. Algo comienza y termina. Esta vez ha sido tan breve...
Quizá yo debí saber algunas cosas, quizá debí hacer caso de quien me advertía, quizá no debí empezarlo. Sabía que dolería, pero no imaginé que tanto. Él ya no está, puede que nunca haya estado más que en mi imaginación. El destino ha decidido por los dos. Si había poco lugar para mi, ahora no hay ninguno, y no voy a levantar ni un dedo, no pelearé, porque no tiene sentido hacerlo. Me retiraré lo más dignamente que pueda.
Y no lloraré, no hay hombro sobre el que hacerlo...

domingo, 31 de octubre de 2010

Sólo palabras...

Hace mucho que no venía por aquí, supongo que nadie me ha echado de menos. Aún recuerdo cuando en mi antiguo blog, siendo otra, echaban de menos mis palabras, o tal vez simplemente mis desventuras, en fin..
Un problema familiar me ha mantenido, y me mantiene, muy ocupada. Tanto que no he podido terminar el taller de poesía erótica, pero tampoco allí me han echado de menos...
Te lo conté, y tú, queriendo ser respetuoso y no atosigarme(eso dijiste) te alejaste lo suficiente para no molestar. Te sorprendería quizá saber que puede que haya confundido tu excesivo respeto, con falta de interés por mi y por lo que sucedía a mi alrededor. A él, lo encontré raro y así se lo dije, no seas frío conmigo, entiendo que no sabes muy bien que decir, pero quiero saber que sigues ahí, eso fue lo que le dije. Él no se alejó, pero se sentía triste de no poder hacer nada, ni el lugar ni las circunstancias ayudaban y yo lo sabía. Poco a poco todo vuelve a la normalidad. Tú sigues... lejos, y él, cada vez más cerca.
He terminado mi "libro de relatos", pero no me atrevo a que nadie lo lea. Bueno, me he aventurado con mi hermano, a él le han gustado, pero no soy capaz de dejárselo leer a nadie más. Son sólo historias sin importancia, cosas que pienso, que imagino, que siento, quizá son tan mías, soy tan yo en esas palabras, que por eso me asusto. Y de todas maneras que más da, son sólo palabras...
En fin... pronto recuperaré la para mi sana costumbre, de vaciar un poco mi cabeza, otro poco mi corazón, y una pizca de mi alma aquí, dejando salir unas pocas de esas poco importantes palabras...

jueves, 14 de octubre de 2010

Se me olvido...

Le asusta que lo quiera, y lo entiendo, yo sentí ese mismo miedo, pero me apena. Después de nuestra primera noche juntos, yo misma le envié un párrafo de un libro que resumía a la perfección nuestra situación.
Justo ahí, en ese párrafo, en ese libro, guardé la flor que él me regalo el otro día.

"Nunca, nadie me había amado así. Con esa suavidad tan dolorosa. No sé vivir sin ti..., ¡y no puedo tenerte!. A menos que escapemos de la vida, a menos que huyamos del mundo para encerrarnos y arrancarnos las entrañas hasta morir de amor; el único futuro que nos queda es el presente".

Se me olvido, por un momento... llegue a olvidar...

jueves, 7 de octubre de 2010

Por casuadlidad

El destino, la bendita casualidad, hizo que me encontrase ayer con él. Yo huía, literalmente, de mi casa, y él, apareció cual caballero andante al rescate justo cuando doblaba una esquina. Cambiar mi plan de paseo sola, por paseo con él, fue sencillo. Una conversación agradable, aguantar las ganas de besarnos, y alguna caricia mal disimulada, compusieron nuestro tiempo.
Tengo muy poco lugar en tu vida, le dije, tampoco yo lo tengo en la tuya, dijo él. Negué con la cabeza, sin pronunciar palabra alguna. ¿No? dijo él, y entonces le hablé de Rebecca, y le pedí que no me hiciera hablar, que al igual que ella yo aún no había aprendido. Él no insistió en saber, pero no puedo olvidar sus ojos mientras me oía hablar, como si de verdad ese pequeño pasaje en un libro, y mis palabras al explicárselo fuesen algo... maravilloso. Pasamos el rato haciendo planes probablemente imposibles de llevar a cabo. Queriéndonos con los ojos, besándonos en cada mirada, sabiéndonos juntos. Como recuerdo de ese tiempo breve, guardo una flor, un pequeño regalo que crecía junto a una vieja encina. Me sentí tan joven ayer, mientras la colocaba con cuidado entre las páginas de un libro... tanto... tanto...

martes, 5 de octubre de 2010

La vida sigue igual...

Tú decías que sería yo quien me cansaría de ti. He estado un poco cansada, de todo en general, pero no de ti en particular. Es cierto que te he desatendido, pero es justo así como me he sentido muchas veces. Y no es que precisamente alguien este prestándome mucha más atención, no, para nada. Sigo estando igual de sola hoy, que hace un mes, o dos, o tres, o un año. Es cierto que ando infantilmente entusiasmada con él, pero recuperaré la cordura del todo, es más, poco a poco él mismo me la hace recuperar. No olvides que también estuve así por ti, y tú me explicaste, me enseñaste, me mostraste, el cómo y el cuando debía amarte, casi me dijiste cuanto debía hacerlo. Ahora, en mi desgana, he dejado de correr rauda a tu llamada, y tú, simplemente pareces haber olvidado que estoy aquí, que sigo aquí, y que de alguna manera la circunstancias son las mismas hoy, que hace un mes, o dos, o tres, o un año. No voy a suplicarte, ni a rogar, ni siquiera derramaré unas pocas lágrimas, para qué. Te di lo que querías, cubrí una necesidad, hice realidad algunas fantasías, serví para un fin. Supongo que volverás, en algún momento, y si lo haces me encontraras aquí, justo donde me dejaste.

Eso si aún recuerdas, como encontrarme.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Mucho que aprender.

Soy una tonta que sabe que tiene que perderte, y que pensó que ya te había perdido.
Supongo que eso no es algo que una deba decirle a un hombre, pero, al igual que la protagonista del libro que estoy leyendo, tengo mucho que aprender. En el libro, ella le confiesa que ha pasado la noche llorando porque pensaba que no lo volvería a ver. Él se sonríe y le dice "¡Bendita seas! ¡Que lástima que tengas que crecer!" No es que sea una niña, pero apenas pasa de los veinte años, y él, le dobla la edad. Eso sucede en Rebecca, de Daphne du Maurier. Ella avergonzada, piensa que las mujeres que confiesan esas cosas a lo hombres, aún debe quedarles mucho por aprender.
Yo, le doblo a la edad a esa jovencita, y aún no he aprendido, soy... ¿demasiado natural?
Suelo serlo en casi todo, a algunos les sorprende, que precisamente a mi edad, no use maquillajes, o visite poco la peluquería, o que las modas sean para mi... algo que está en los escaparates. Cuando abro el viejo baúl de mis sentimientos, salen en un torrente incontrolable, lo sé, sé que eso no debería ser así, por mi bien, pero...
Cuando digo te quiero, lo hago con el corazón en la mano, entregándolo, regalándolo, y la mayoría de las veces me lo devuelven maltrecho. No tengo edad de enamorarme como una jovencita, pero el amor es el único deporte de riesgo que me atrevo a practicar. Una vez más, soy una tonta, que confiesa lo que siente, y que sabe que desde ese momento... ha comenzado a perder.
Con lo guapa que estoy calladita...

La poesía erótica está siendo un desastre. La lectura del Kama Sutra resultó en cierta manera interesante y me confirmó eso de que el órgano sexual que hay que excitar es precisamente el cerebro. Susurrar al oído de un hombre, lo que has estado leyendo esa mañana, resulta ser muy estimulante...

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Estudiante?

A nadie más que a mi, se le ocurre meterse camisa de once varas.
Por si no le he dicho antes, que supongo que si y muchas veces, me gusta escribir. Reconozco que tengo un talento y unos conocimientos muy limitados para hacerlo, pero eso no quita que me pase las horas dedicada a ello. Con el tardío afán de aprender, he hecho de vez en cuando algún taller de escritura creativa. Unos con mejor fortuna que otros, pero me han servido para ocupar ese escaso tiempo libre que yo, sedentaria por naturaleza, no dedico a gimnasios ni otros deportes. Me atreví con los cuentos, incluso con la novela, y con un libro de relatos breves. Se acerca el otoño, y es siempre en esta época cuando el gusanillo de sentarme a escribir aparece, queriendo devorar todo trozo de papel en blanco que se le ponga por delante. Y podía haber seguido con alguno en los que ya tengo experiencia, pero no, me he lanzado de cabeza a algo que no sé hacer, algo de lo que no tengo la más remota idea.
Poesía erótica.
Ni siquiera sé escribir poesía, y mucho menos erótica. El curso se ha iniciado hoy, tengo un temario por leer y unos ejercicios por hacer. Y en el primero va y dice... Busca un pasaje del Kama Sutra que te guste especialmente y escribe un poema a partir de el. Y ni siquiera sé si confesar que nunca he leído el Kama Sutra. Ninguno de mis compañeros va a verme la cara, nadie sabrá de mi más que mi nombre, pero casi puedo ver sus caras riéndose cuando presente mis... poemas eróticos.
En fin... debí gastarme el dinero en zapatos.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Francamente, queridos.

Cada vez que me ves, al despedirte, dices que no sabes si será la última.
No sé porque fui, me retrasé todo lo que pude pensando que ya no estarías. Al llegar te dije que pensaba que ya te habrías ido, y tú contestaste, que estaba loca si creía que te marcharías sin verme. Me sentaste en tus rodillas, y me besaste lentamente. Si el amor no entiende de razones, el sexo tampoco. Mi mente no se concentró de inmediato en ti, pero mi cuerpo sabía que le esperaba con cada una de tus caricias. Se preparó para ti, aún antes de que yo deseara ser tuya. Tanta humedad nos sorprendió a los dos. A ti te hizo perder la cabeza, y a mi, el resto de la ropa. Y perdido entre mis piernas, terminaste empapado de ese íntimo sabor que tanto te gusta, ese que echabas de menos, en lugar de echarme de menos a mi.
No me gustó que me gustara, aunque no sé de que me extraño. ¿Cuando ha formado el amor parte de nuestros encuentros?. Me haces dudar de todo, me haces dudar de mi.
Para serte sincera, creo que soy para él, exactamente lo mismo que para ti. Ninguno de los dos me quiere para si, a los dos os importo, pero desde lejos. Incluso es posible que eso mismo penséis ambos de mi. Que puedo amar unas horas, una noche, un par de días, para luego volver a mi vida. Pero sólo estoy aceptando lo que me ofrecéis, ninguno de los dos querría más de mi. Volvéis también a vuestra vida perfecta, donde yo, no tengo cabida. Y ojalá pudiera decir a todo eso, lo que dijo Clark Gable...
Francamente, queridos, me importa un bledo.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Anoche

Hubo vino, helado de chocolate, velas, música suave, y cantidades ingentes de amor.
Un amor que se desbordo haciendo que nuestras pieles brillasen, que nuestros labios se buscasen y nuestros cuerpos que por fin se habían encontrando, se negasen a separarse. Sentí su corazón latir en mi pecho, y la felicidad tomó forma de lágrima. Las emociones que trataba de contener escaparon de su pobre encierro. Loba aullando de placer a luz de la luna, queriendo reclamar para si, aquello que poseía en ese momento.
Las primeras luces del alba me hicieron abandonarlo, dejar mi lado a su lado. Pero nada me hará olvidarlo. Y nada puede evitar, que anhele su presencia, y que empiece a dolerme su ausencia.

sábado, 28 de agosto de 2010

Cuentos.

Él dice, que lo hago soñar.
Y yo, sigo haciendo que sueñe. Me dejo llevar por lo que siento, me estoy permitiendo el lujo de ser una adolescente atolondrada. ¿Acaso no debería?
Pues no, no debería. Intento frenar, y lo único que hago es ganar velocidad.
Consulte a mi oráculo, amigo de mente fría que suele templar la mía. Es cierto que puede ser tan gris que nubla el cielo más azul. Sus palabras están siempre vacías de cualquier sentimiento, ve tan claro lo que sucede que no se puede dudar de su palabra. Jamás hay amor en sus predicciones. Sé que sólo intenta que no me hagan daño. Sé que soy yo quien pide su opinión. Y sé, que puede, que es probable, que una vez más... acierte. Pero no he querido prestar atención a lo que ha vaticinado. Y de momento, ha dejado de saber.
Él parece tan sincero, y se pone tan nervioso cuando está conmigo. Parece un niño al que le sudan las manos en su primera cita. Sigo escribiéndole con el corazón en la punta de mis dedos, sin dejar que ni una sola frase sea repasada por mi cabeza antes de enviárselas. Y él, se bebe mis palabras. Cuando acude a mi encuentro, es el caballero de los cuentos que le he enviado. Y quiere que sea su princesa, quiere acunarme en sus brazos y protegerme de todo mal. Sé que soy mayor para los cuentos de hadas, sé que son sólo eso, cuentos. Y para colmo, yo los inventé. Están hechos a mi justa medida.
Pero mis palabras, lo hacen soñar.
Y yo, quiero por una vez y sin que sirva de precedente, unirme a sus sueños.

lunes, 23 de agosto de 2010

Brotes.

Trate de contener tanto mis emociones, que por algún lado habían de brotar.
Y lo han hecho, escapando a mi control. Por un lado, en forma de un enorme herpes simple(aunque de simple no tiene nada) que ocupa mis labios cual amante posesivo. Y por otro, y no era menos esperarlo de mi, en forma de palabras escritas. Folios y folios de una almibarada y empalagosa prosa poética, totalmente rosa y poco adecuada a mi edad. Palabras llenas de sentimientos tiernos a los que no creo tener derecho. Y en un arranque de este loco enamoramiento, se las envié a él, sí, lo hice. Le dije que mi boca sólo sabía hablarle a besos, y que tendría que aprender a leer en mis silencios. Y para compensarle el aprendizaje, le inundé el correo de románticas y azucaradas palabras. A estas horas debe estar luchando contra la terrible hiperglucemia que le habrá causado su lectura.
En cambio tú... recibí un mensaje preguntando si podríamos vernos. Contesté que tenía trabajo y que además, mis labios no podían pertenecerte esa mañana, que no me encontraba bien. Ni siquiera hubo respuesta, ni tan sólo un... que te mejores. Me gustas, y lo que mi cuerpo siente en presencia del tuyo... puede con mi voluntad, pero él ha llenado mi alma justo con lo que necesitaba. He tenido la tentación de hablarte de él, no tengo que pedirte permiso, no tienes sobre mi más poder que el que yo misma te doy. Hay muchas formas de amar, eso sueles decirme.
Tu, eres el dueño de mi cuerpo.
Él, empieza a dominar mi corazón.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Ayer, hoy, mañana.

Hay momentos de los que hay que distanciarse, para poder hablar de ellos.
Yo era tierra seca, yerma, y cuando estalló la tormenta dejé que el agua me empapase. Dejé que la humedad fuese calando poco a poco, y sí, quise ser barro en sus dedos y que me moldease a su antojo. La distancia en el tiempo no cambiará eso. No terminará de enfriar ni mi cuerpo, ni mi alma.
Él se enredó en mi pelo, y se entretuvo en libar de mis pechos. El deseo ardía en nuestros labios mucho antes de incendiar nuestros cuerpos.
Aún hoy me siento llena, plena.
Mañana he de volver al trabajo, a llevar reloj y uniforme.
Acabo de decírtelo, costumbre de que sepas como encontrarme, aunque la verdad es que ahora... no quiero verte.

domingo, 15 de agosto de 2010

Quizá y sólo quizá...

Quizá estoy viviendo una fantasía adolescente impropia de mi edad.
A este quizá, quizá deba añadirle muchos más, quizá no deba, quizá no pueda, quizá esto, quizá lo otro.
He aceptado una cita.
Ya sé que dicho así no parece gran cosa, sería diferente si diera las oportunas explicaciones, pero no lo haré.
Tú me querías en brazos de otros hombres, quién sabe (y aquí viene otro quizá) quizá sea este. No voy a compartirlo contigo, aunque(de nuevo otro quizá) quizá cuando tú me hables de otras, me sienta por una vez en igualdad de condiciones. No te preocupes, tú me enseñaste a tener amantes, sé qué hay que hacer, sé qué hay que decir, sé como tengo que ser. Estoy dejando que mi corazón lata con tanta fuerza que casi me hace daño, amenaza con desbordase, pero necesito sentirlo vivo. ¿Crees que no podré controlarlo?
No te preocupes, tuve un buen maestro.
He sido una buena aprendiz, quizás la mejor.

martes, 10 de agosto de 2010

Preciosa

Soy mujer, quizá está en mi naturaleza el ser voluble y veleidosa. He girado la cabeza cual veleta para prestar oídos a palabras, dulces palabras de cariño y tal vez...¿Amor?
Sí, es por eso por lo que me notas tensa, por eso por lo que he estado menos disponible para ti.
Pero imagina la escena.
Una mañana calurosa, un lugar en el campo. No pude dejar de verme con sus ojos.
Y por eso yo, estaba más preciosa de lo que él nunca me había visto. Por eso el viento alborotaba ligeramente mi pelo, sin ocultar del todo mi sonrisa o mi mirada. Por eso los pajarillos se acercaban casi hasta comer de nuestra mano, o el río corría cantarín a nuestros pies.
¿Lo ves? Terriblemente bucólico y romántico. Y él, tratando de quitar el óxido a mi viejo corazón. Ahora de vez en cuando un latido lleva su nombre. Sí, me dio en unas horas el cariño que tú llevas años regalando, mientras me lo niegas a mi.
Y sólo me notas tensa.
Podría escribir la escena que continua a esa otra. Hablar de sentimientos no se me suele dar mal. Podría poner en su boca como se ha ido enamorando de mi poco a poco, sin darse cuenta. Podría hacer que dijera que me quiere, que no puede luchar contra el torbellino de sensaciones que le produce mi presencia y también mi ausencia.
Pero hay un fallo en todo eso, estas tú, que sólo me notas tensa.
¿Por qué para ti no soy preciosa?

miércoles, 4 de agosto de 2010

Sincera...

Te gustan mis arranques de sinceridad.
Yo los temo. Temo no poder detenerlos. Dices que mis palabras salen de lo más profundo de mi alma, del lugar en el que encarcelo mis sentimientos. No me gustan esas fugas, me dejan al descubierto, puedes ver lo frágil que en realidad soy.
Te confieso que no le temo a mi soledad, aunque aveces me ahoga. Y tú me hablas de esa otra, necesitada de amor y cariño. ¿Y quién no lo está? te pregunto. Crees que porque no lloro en tu hombro, no lo necesito. Maldita fachada, o tal vez bendita. Y en uno de esos momentos, de extrema debilidad, dejándome llevar exclusivamente por lo que siento, te digo que te quiero. Que cada día pongo a prueba esta lucha continua entre cerebro y corazón. El primero no deja al segundo tomar el mando, sabe lo que se hace, sabe lo que ha pasado otras veces. Sin embargo, hay momentos...
Gracias a Dios recupero la cordura, y vuelvo a ser esa mujer callada, a la que dices que amas en silencio...

jueves, 29 de julio de 2010

No me quiere, no te quiero

Cuando alguien me dice que no me quieres, respondo que yo a ti tampoco.
Trato de que no te cueles bajo mi piel más de lo necesario.
Cuando me dicen que si sé a que estoy jugando, que si lo tengo claro, respondo que cristalino.
Trato de leer las reglas todos los días, para no dejarme ganar.
Sin embargo, una pequeña parte de mi está siempre atenta a la más mínima señal. Buscando rastros de ese amor que dicen que no me tienes.
Atesoro palabras, frases sueltas, dichas en momentos en los que no estás en guardia.
Y hoy, sin querer, me has llamado cariño. Una palabra simple que no te oído decir en todos estos años. La guardaré con alguna otra, manía de las mujeres que lo guardamos todo...
Sé que no me quieres, sé que no estas enamorado de mi, y ten claro, que yo de ti... tampoco.

lunes, 26 de julio de 2010

Momentos así...

Algunas veces las ganas de escribir son tan intensas, que podrías compararlas al más puro deseo carnal. No quieres, no puedes detenerte, dejarte llevar por esa tormenta de sensaciones es lo único que puedes hacer. Es entonces cuando brotan las más puras, las más sentidas palabras. Las letras son barro moldeable en tus dedos, les das forma, creas con ellas a tu antojo. Los labios son los más sensuales, los besos los más dulces, las caricias son cálidas, el calor esta a punto de hacer que se pierda el control. Y con ellas nace el deseo, la pasión incontenible. Los cuerpos se funden, las pieles brillan, los perfumes lo embriagan todo y tu sigues imaginado, capaz de concebir la más cautivadora de las historias. Esa que nadie puede dejar de leer, porque los haces vivir en ella, los haces sentir, haces que anhelen ser uno de esos protagonistas. Y sí, siempre el deseo constante, la vida, el amor, la entrega. Sólo tú y el papel en blanco, el uno deseando llenar al otro con toda su esencia, un baile, una conquista, una seducción. El papel se somete, se rinde a tus palabras, y disfruta de cada una de ellas tanto como tú, buscando la satisfacción mutua. El uno termina lleno, pleno, y tú, te has derramado por completo en el. El corazón te late deprisa, las manos te tiemblan, la criatura que hay ante ti; es toda tuya...te pertenece.


Recibí un correo de un amigo. Me desnuda un trocito de su alma, y yo le desnudo un trocito de la mía. Mostrar lo que escribes es siempre algo intimo, él lo hizo para mi, y yo lo hice para él. Quise explicarle que algunas veces no puedo parar, las palabras salen de mi como si alguien en mi interior las dictase y le escribí esas que están justo aquí arriba. No sé si lo conseguí, supongo que debí esmerarme más, quizá el esperaba que de nuevo mis palabras lo embaucaran, lo embelesaran, por decirlo de alguna manera... lo conquistaran. No hay nada que me guste más que escribir cuando el deseo de hacerlo es fuerte. Es como hacerle el amor a la persona que amas, justo cuando más deseas tomarla y hacerla tuya, cuando la pasión desbordada es totalmente incontrolable. Momentos así, son siempre los mejores...


domingo, 25 de julio de 2010

Cuando deja de ser mañana.

Cuando mañana fue hoy, acudí. Mientras iba a tu encuentro miré el teléfono mil veces, tentada de poner una excusa tan tonta como creíble y darme la vuelta, por el simple hecho de ser yo la que una vez diga... no. Incluso me paré a comprar revistas y entonces fuiste tú, impaciente, el que llamaste. Enseguida estaré ahí, contesté, apurando el paso. Abriste al oír mis tacones detenerse en la entrada, ni siquiera tuve que tocar el timbre.
Sin tiempo, con prisas, casi con arrepentimiento. Tratando de convertir los minutos en segundos mientras nos arrancábamos la ropa. En la penumbra de la habitación, el zumbido del aire acondicionado, y como siempre, alguna opera, hicieron los coros a mis gemidos. Sí, no quería ser callada, ni comedida, y me da igual lo que piensen tus vecinos.
Cuarenta y cinco minutos después, te dejé ordenándolo todo como si no hubiera pasado nada.
Esta vez ni siquiera hubo un te quiero, quizá has decidido dejar de mentirme.
Me has llamado desde ese día varias veces, y no te he contestado. No estoy enfadada, ni dolida, no... no es eso... pero puede que eche de menos las mentiras.


miércoles, 21 de julio de 2010

Mañana.

Quise esconderme en ti, quise huir de mi. Pero no te encontré. Una vez más recorro las calles sola, saco mis problemas al sol, a ver si los derrite y los hace desaparecer, aunque termine por hacerlo yo con ellos. Incluso mi salud, mi único bien preciado, se resiente estos días. Y no sé que hacer...
De nuevo estoy en mitad de todo, tratando de mantener el equilibrio. En el centro del huracán no reina la paz.
No puedes ayudarme, nunca te hablo de mis cosas. En tu mundo soy una diosa, en el mío la más insignificante de las mortales. Pero me haces descansar, me sacas de aquí, dejo de pensar, de preocuparme. Concentro mis cinco sentidos en ti, y espero que tú hagas lo mismo.
Quizá si te hablase, si te explicase... no, mejor no, eso sería arriesgarse a que me vieras tal y como soy. Dejarías de ver a la criatura sensual y sexual, para verme sólo a mí. ¿Me encontrarías entonces tan sumamente deseable? ¿ Seguirías estando loco por mi?¿ Volverías a decirme que me amas?.
Tu respuesta hoy fue un...mañana ,¿Te va bien?. Y yo, quizá más seca de lo habitual he contestado... mañana te lo diré.
Necesito seguir teniendo un sitio al que escapar, aunque ese lugar abarque únicamente tu cuerpo.

sábado, 10 de julio de 2010

¿Las mil y una noches?

Vuelves, regresas de sabe Dios donde, y me buscas. Nunca te pongo difícil el encontrarme. La vida, mi vida, me regala un momento libre. Salgo de mi para ser yo, y soy para ti.
Me abrazas, me tiras del pelo, me besas, llenas mis oídos con tus fantasías haciéndolas mías. ¿De verdad me has echado de menos?. De nuevo me cuentas que la quieres más a ella que a mi, quieres ser honrado. Me hablas de los muchos hombres que seguramente me han deseado, me haces preguntas, quieres respuestas y distraes mi boca de lo que en ese momento es su juguete. ¿Quieres que desee a otros hombres? ¿Quieres ver como otro me hace suya?. Respondo sin ganas, sólo quiero sentir ahora, no quiero pensar, en nada, en nadie, casi ni en ti. Déjame perderme en tus caricias, en ese mundo imaginario que creas para mí. Yo no pregunto, no quiero saber, pero no consigo silenciarte con mis labios. No me gusta saber que deseas a otras, me hace sentir mucho más prescindible de lo que ya soy, pero forma parte del juego, no soy más que una fantasía para ti, una que haces realidad de vez en cuando.¿De verdad no puedes vivir sin mi?Quieres que viva todo tipo de placeres, todos lo que tú seas capaz de imaginar para mi. Envuelta en orgasmos te digo una y otra vez, sí, sí, sí, sí. ¿Quién podría negarse?
Te sorprende que haga tanto que nos conocemos, te sorprende que te sorprenda. Quizá el misterio está en mi silencio, eres curioso, y al igual que hacía Sherezade, guardo el encanto de mis historias... para continuarlas mañana por la noche, mi señor.

viernes, 9 de julio de 2010

En algún lugar de un perdido mar.

Nado en un inmenso mar. Braceo despacio, alguna vez deprisa, me detengo un segundo a descansar dejando que mi cuerpo se sumerja casi por completo. Sostengo como puedo la cabeza fuera del agua, para respirar. No paro de nadar, no voy a ningún sitio, pero no puedo parar. Pero hay días, en que el cansancio hace mella en mi, los brazos me duelen, tengo calambres en las piernas y necesito descansar. Busco donde asirme, algo que me sostenga, un tronco, una roca, lo que sea que me mantenga a flote unos instantes, lo justo para recobrar fuerzas y seguir. Pero no hay nada, nadie, y me dan ganas de dejarme ir al fondo, de hundirme, de ahogarme, de dejar de nadar. Las preguntas sin respuesta son un lastre más, y si alguna es respondida sólo añade más peso. Miro hacia delante, hacia atrás, y sólo encuentro ese inmenso mar en el que nado siempre sola. Me ahogo, ya no puedo más y dejo de nadar. Las olas me cubren, el frío me atrapa. ¿He llegado al final?. Pero el agua salada que me recorre la garganta no son más que lágrimas. No he dejado que mis pulmones se inunden llevándome al fondo. De una manera o de otra, busco el aire, y justo cuando vuelvo a respirar alargo un brazo, luego el otro, y comienzo otra vez a nadar.
Puede que un día deje de hacerlo, pero en mi mar sólo estoy yo, nadie lo notará.


miércoles, 7 de julio de 2010

Por mi culpa.

Una vez mas soy culpable, responsable, de todo lo que no va bien o de todo lo que no sucede al gusto de otros.
Al menos así me siento yo, así me hacen sentir, que sé yo...
Soy yo la que permite, por lo tanto, es culpa mía lo que ocurre. Sin embargo en todas las historias hay varias versiones. Él me echa la culpa a mi, yo a él, y el resto... a los dos. Desde luego yo la tengo en cuanto a que como digo... permití. Me queda el consuelo de que sólo lo hice una vez, y que en la siguiente todo ha ido mucho mejor. El daño está hecho, el árbol se torció cuando apenas era una vara endeble. Ahora sólo queda vigilar que no se tuerza más, que crezca sano, y que algún día dé algún fruto. No quiero que se retuerza, que haga nudos en su madera imposibles de quitar, o que con el tiempo se estropee y ni siquiera sirva para leña.
Mientras tanto, haré lo que creo que tengo que hacer o lo que pueda hacer, aunque la culpa de todo... siempre sea mía.

sábado, 3 de julio de 2010

Límites.

Siempre ando buscando quien me quiera querer. No soy capaz de conformarme, necesito saber que puede haber alguien más. Y me descubro, sin quererlo, tendiendo las redes de mis palabras, siendo dulce, tierna, cariñosa, tímida y apuntando...siempre apuntando que detrás de todo eso... puede haber mucho más...
Me ofrezco, soy cebo, señuelo y a la vez... me siento cazadora.
Supongo que veo señales donde no las hay, leo entrelineas lo que no está escrito, sólo soy yo... y mi imaginación.
Esta afición mía de crear historias, que en ocasiones, no conoce límites.
Será cuestión de ir poniéndoselos.
Pero... ¿Debería hacerlo?

miércoles, 30 de junio de 2010

Vacaciones

Hoy, a las tres de la tarde, han dado comienzo mis vacaciones.
Periodo de tiempo siempre anhelado, y por otro lado temido. Los roces con la familia son del todo inevitables, como esos zapatos que te gustan, nunca te desharías de ellos, los tienes guardados y cuando te los pones... terminan por hacerte daño. No están tus pies acostumbrados a ellos. Algo así pasa con la familia, están cerca siempre, pero existe la obligación, la excusa de ir a trabajar. Siete horas, o incluso algunos días diez, fuera del hogar dulce hogar. De nuevo lugar deseado y temido. Si estás fuera no piensas mas que en volver, y si estás dentro en huir de el.
No tengo planes, muchos menos que otros años.
No voy a decir que no tengo dinero, eso está muy visto, pero el que tengo lo necesito para otros menesteres.
Ayer no quería tener que ir hoy a trabajar.
Mañana que no he de ir, no me importaría hacerlo.
El caso es quejarme.
Es una de mis especialidades.
Eso y el bizcocho con piña.
En fin... al menos tiempo para escribir no me faltará...

domingo, 20 de junio de 2010

Necesidad

Hoy he confesado, al igual que hacen los adictos, que empecé a escribir porque necesitaba hablar. La necesidad de expresar lo que sentía, lo que pensaba, era tan fuerte que no podía callar. Ante la imposibilidad de hacerlo con otro ser humano, lo hice con el papel. Papeles que al principio eran destruidos cuando terminaban de oír mis secretos. Nunca mejor dicho eso de "si te lo cuento tendré que matarte", pero era miedo, mi miedo, a que los demás conocieran totalmente mi interior lo que me llevaba a sacrificar mis palabras. Más tarde intente crear, primero fueron cuentos casi infantiles, aunque tremendamente tristes. Después historias en las que, según dicen los que me leen, se me puede ver. ¿Quién me conoce realmente? Muy pocos, si es que hay alguno, porque son muchos los días en los que ni yo sé quien soy. He cerrado un par de blogs, he querido dejar de escribir, de decir todo lo que pasa por mi cabeza. Pero como buena adicta, no soy capaz de hacerlo.
Hoy, sin pensarlo mucho, he empezado esta nueva andadura, porque de nuevo siento; que lo necesito.