miércoles, 28 de noviembre de 2012

Por un beso...no sé que daría por un beso.

Acércate.
Déjame respirar el aire que cubre tu piel.
Ven.
Mi boca está deseando rendirse al primer envite de la tuya.
Mi lengua deseando encontrarse con la tuya, para tener una larga y muda charla contigo.
Deseando decirte todo lo que no sé decir con palabras.
Deseando saber todo lo que callas.
Déjalas que conversen, que se acaricien, que jueguen  que se busquen, que se encuentren, que se amen, que sean preludio y promesa de mucho más.
Regálame tu sabor y que tu aliento sea mío.
Mírame.
Toma de mi lo que quieras.
Sea lo que sea...estoy deseando dártelo.


lunes, 26 de noviembre de 2012

Lo malo de tener una bola de cristal.

Mayo y Junio de 2011.
Acabo de leerme, y hasta quise morirme. Lo que sucedió en esos meses, sin remedio alguno, sucederá otra vez. Recuerdo el dolor y no quiero volver a sentirlo. Debería ser capaz de elegir entre él y yo. ¿A quién quiero más? Una pregunta tonta si señor.
En aquel entonces hablaba de baches que hay que superar, de escalones que hay que subir. ¿Me sirvió de algo salvar todo aquello? No sé si subí un escalón o salí de un socavón, lo que si es seguro es que estoy justo en el mismo lugar en el que estaba entonces. Armándome de valor para lo que ha de venir.
Hace unos días, se lo escribí  porque hace mucho que no hablo con él, le dije que estoy dispuesta a pasar por el mismísimo infierno por él, pero que necesitaba saber que estará esperando al otro lado. Que de alguna manera ha de devolverme la confianza que estoy perdiendo, que necesito que me diga que piensa, y sobre todo, qué quiere de mi. Puede que no sea momento de tomar decisiones, aunque la única decisión que él va a tomar es que día quiere dejar de verme. Sólo son pequeñas variantes de una misma cosa, dejar de verme hoy, mañana, pasado, el mes que viene....otra decisión sería del todo impensable. Nunca es buen momento para que se aclare, lo tiene todo, hasta me tiene a mi, y le cuesta deshacerse de... la princesa del cuento.
Lo sé, la princesa puede largarse en busca de... otros reinos en los que quizá pueda reinar, pero... estoy anclada aquí, tampoco es buen momento nunca para que yo me aclare. Dejo que el tiempo vaya recolocando las fichas para que sigamos jugando, pero a mi siempre me da las mismas y siempre me pone en el misma casilla. Como resultado... siempre pierdo, porque jamás comienzo el juego con las de ganar.
En breve, puede que menos de un mes, volveréis a leerme mucho más desesperada y quejosa que de costumbre, y ya me quejo y me desespero mucho  pero... aún será más. Querré morirme, querré dejarlo, querré que me deje, lloraré porque quizá lo haga, lloraré porque no lo veo, me desesperaré porque no se nada de él, en fin....más de lo mismo pero en cantidades ingentes.


No sé si esta vez seré capaz, seremos capaces, de subir esos escalones, de salvar esos obstáculos, y seguir...¿Queriéndonos como hasta ahora?

Lo sé, más de uno pensareis ¿Merece la pena?
Según el día que me lo preguntéis, hoy...creo que sí...mañana...vete tú a saber.

martes, 20 de noviembre de 2012

Más de lo mismo.

El cursor (¿Se llama así ), parpadea, late, esperando mis dedos. Curioso espera a saber que voy a decir, aunque para saberlo habría de poder mirar hacia atrás porque siempre está por delante de la última letra que soy capaz de teclear.
 Me sigo enfadando  por creer, por pensar que uno de estos días me dará aquello que sueño. Es como comprar un décimo de una lotería que nunca se juega, de un sorteo que nunca tiene lugar. Conservo la ilusión intacta, esperando, que sea cuando sea, salga mi número.
Me siento a escribirle, y las palabras son arrastradas por el cursor (¿Se llama así?). Intento que no vea mi enfado, que no vea que me estoy desesperando. Siempre me he conformado con poco, pero ahora, aunque no me lo pide de viva voz, quiere que me conforme prácticamente con nada. No me sale el amor en las letras, he de forzar los te quiero, los siento, aún los siento, aún están en mi corazón, pero empiezan a no salirme con facilidad. Me da rabia que me cambie por cualquier cosa, todo esta antes que yo. Diréis que eso no es algo nuevo, que siempre ha sido así  Es posible, sin embargo... soy sensible a los cambios, a los mas nimios, al tono de sus palabras, al de sus besos, al de sus abrazos, al tono de los míos. Que el amor se nos muriese era algo de esperar. Lo que no se alimenta lo hace, lo que no se cuida lo hace. Lo encerramos entre cuatro paredes, sin que le diese el sol, ni el aire, lo alimentamos de palabras escritas, pero de muy pocos besos. Lo guardamos tan en secreto que quizá hemos olvidado que lo tenemos.
Ha de suceder algo en su vida, sin más remedio, se acerca el momento y es inevitable. Ya pasé por otro igual hace menos de dos años. Me da miedo sentir de nuevo el dolor y el abandono que sentí en aquella ocasión,  no quiero, no sé si puedo, si podré con ello. Se lo digo, buscando consuelo, buscando un mimo, un cariño de más, un te quiero extra, pero...
¿Cómo puedo saber si aún me quiere? ¿Cómo puedo saber si quiere que espere?
Cuando le preguntó me contesta...¿Es que no lo sientes?
Le miento, siempre que contesto a eso...le miento.

jueves, 8 de noviembre de 2012

No sé si me explico.

Si fuese un cuento....

¿Cómo podría deshacerse el príncipe de la princesa?
La ha despertado, vivía un letargo, una vida sin vida, sin amor alguno. Cuando ha probado las mieles de ese amor... nada puede hacer que deje de desear cada vez más. ¿Y si el príncipe ya no quiere darle más amor?
Pero ella, es dulce, lo ama de verdad, es tierna, generosa, entregada, apasionada, seductora incluso. Le da, puede que más de lo que llega a recibir, pero lo que recibe le es necesario para seguir viva. ¿Cómo te deshaces de alguien así? Para hacerlo habría de hacerle mucho daño, el príncipe lo sabe, y no es capaz, porque la princesa no se lo merece. ¿Qué ha hecho de malo? ¿Quererlo?

¿Y si termino por ser esa criatura?. Ávida de un amor que no puede tener. Pero tan... extremadamente buena que no sabe...como deshacerse de mi.
Quizá a creado un monstruo, y ese monstruo...sea yo.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Un... ¿Cuento?

No siente frío, porque espera el calor de los abrazos.
No siente hambre, porque espera alimentarse de caricias.
No siente sed, porque espera beber de sus labios.
No ve, porque sólo lo hace a través de sus ojos.
No oye ni habla, si no son palabras de amor.
Más...¿Late su corazón? ¡Vive Dios que así es!
¡Corred! ¡Corred! ¡Dad deprisa la noticia!

Quizá  creyendo despertar a  una dulce criatura, él,  no hace más que sacar de su letargo a un terrible monstruo. Un ser hambriento de amor, necesitado, insaciable, incapaz de sentirse lleno de ese hermoso sentimiento. Quizá contemple con horror a aquella que tiene ante sí, preguntándole al destino, gritándole más bien, ¡¿Por qué?!. Devorado y consumido por ese voraz y ansioso ser  tratará de escapar, pero... ¿Cómo hacerlo? si una y otra vez ella usa un arma infalible, atrayente, seductora, una mortal trampa revestida de, a simple vista, el más inocente, el más entregado, el más incondicional, el más puro...amor.

Me enfado.

Me enfado. Conmigo no contigo. Ni siquiera es por no poder verte. Ni siquiera puedo contarte porque me enfado.
Hago las cosas que hago porque quiero y porque te quiero. Nadie me pide que haga nada, ni siquiera tú. Cuando se hace algo por propia voluntad esperando a cambio poco o nada, no se debe decir lo que se está haciendo o eso creo yo.
No a ti, pero si aquí.
Organizo mis días libres, las horas que no dedico a trabajar a tenerlo todo dispuesto para ti. Cosas como quedarme limpiando en casa un domingo para poder verte al día siguiente. Cosas como preparar almuerzos con antelación para que no me quiten el tiempo que tú puedes dedicarme a mi. Cosas como ir de compras de prisa y corriendo para que me quede una mañana libre, toda ella, aunque tú sólo necesites una hora y media de todo ese tiempo. Cosas como cambiar turnos para coincidir contigo.
Y tú, que sabes días antes de que lleguen esos momentos que no vas poder quedar conmigo, te limitas a dar por sentado que ya lo habré supuesto, que ya lo habré dado por hecho. Y sí, puede que haya dado por hecho justamente todo lo contrario, que voy a verte, que estás deseando que llegue ese único día en toda la semana, y lo peor es...que ni siquiera pareces contrariado por no poder hacerlo, por no poder encontrarte conmigo.
Y me enfado. Conmigo no contigo. Por inocente, por esperanzada, por idiota, por haberte mandado flores tan sólo unas horas antes, por hablarte de cuanto echo de menos tus besos y por el simple hecho de echarlos de menos, me enfado. Por pasarme los días haciendo todas esas cosas como si no tuviese mas vida que atenderte a ti, pero ya lo he dicho, lo hago porque quiero y porque te quiero, y cuando lo que se hace es por esos motivos no se debe esperar nada, y hay que aguantarse con que si ni siquiera te avisen de que estas perdiendo el tiempo...esperando.
Ya sé que estás cosas no se dicen, porque te puedes encontrar con que alguien te diga...pues no haberlo hecho.