lunes, 25 de abril de 2011

Aún sonrío...

-¿Me has echado de menos? ¿Un poquito?
- ¿Y tú a mi?
- Un poquito.
- Pues justo eso te he echado yo de menos, lo mismo que tú, sólo un poquito.
- Es que ahora es peor.
- ¿Peor?
-Si, ahora te sueño de noche.
-Bien, eso es lo que yo quería.
Y nadie podrá borrarme en todo el día, la sonrisa que me han dejado puesta tus labios.

sábado, 23 de abril de 2011

Palomas.

Mis días comienzan y acaban igual.
Envío palabras, palabras que van y vienen alimentando un amor.
Siempre deseé escribir, desde que era una niña, quién me iba a decir a mi que las palabras escritas iban a significar tanto para mi. Quería hacer que los demás viesen, tocasen, oliesen, sintiesen, quería que vivieran a través de mis palabras. Sé que te hago soñar, que te hago amar y desear. Sé que sientes cada palabra que te envío, sé que me ves, que me oyes, que me tocas, que me hueles, que compartes mi vida y yo... comparto la tuya.
Pero también leo en lo que tú no me escribes, cada cosa, cada estado de ánimo que me ocultas, para que no me desespere, lo conozco. Porque tus palabras, las que te callas, las que no ven la luz, me lo cuentan.
Fue así como comenzó esta historia.
Nos veíamos casi cada día, y nos escribíamos al llegar a casa. Por escrito nos decíamos todo lo que no eramos capaces de decirnos a la cara. No era timidez, puede que prudencia, cautela tal vez, quizá ni tú ni yo sabíamos donde queríamos llegar, y fíjate hasta donde hemos llegado.
Eran pocas frases, un te eche de menos ayer, o un ¿has vuelto ya de vacaciones? o ¿trabajas mañana?. Abrimos nuestros corazones de par de par, sin darnos cuenta. Y el amor se coló en ellos, se instaló, y ahora hace de las suyas sin consultarnos.
Palomas, palomas mensajeras, así llamé a cada pequeño correo que llegaba hasta mi torreón.
Ahora vuelan a diario, manteniendo a ese amor cómodo y calentito en nuestros corazones.
Aunque ahora... los besos ya no son sólo escritos, ni las caricias... sólo descritas.

miércoles, 20 de abril de 2011

Cada mañana al despertar..

Me paso los días escribiendo como recorro tu cuerpo. Describiéndote cada caricia y cada beso, hablándote de los susurros, de los gemidos y los te quiero. Enciendo mi imaginación, para encender la tuya.
Y lo consigo.
Sobre todo pasarme los días algo... encendida.
¿Cómo puedo leerte por la mañana y no pasarme el día deseándote, echándote de menos?
Eso me preguntas, y podría contestarte que esa es mi intención, que mi imagen no abandone tu cabeza en todo el día. Que recuerdes cada momento, que vuelvas a sentir cada caricia, cada beso, que te estremezcas recordando el placer.
La distancia es fría, y procuro que mis palabras sean cálidas.
Ellas son el hilo que termina trayéndote a mi.



domingo, 17 de abril de 2011

Hay días...

Algunas veces pienso que te miento.
Que mi amor no es tan generoso, ni tan desinteresado.
No pido, no exijo, pero espero que me des.
No lucho, pero no me retiro ni un ápice, quizá quiera ser Caballo de Troya. Abrirás los ojos y estaré dentro, nada, nadie, podría entonces acabar conmigo.
Soy una niña que salta de alegría cuando le das un caramelo, pero que mira de reojo, ambiciosa, la bolsa llena de ellos que guardas tras de ti.
Espero, y tú siempre vuelves.
No puedo encerrarte en una jaula, no puedo cerrar puertas para que no salgas, pero ofrezco tentadora algo tan dulce como mi amor. No puedo retenerte, sólo ofrecerte libertad.
No soy fría, no calculo posibilidades, no planeo.
Pero sé lo que quiero.
Dijiste que podías llegar a ser adicto a mi, recuerdo que te contesté que podía llegar a desear que lo fueras.

jueves, 14 de abril de 2011

.....

Cuando parece que nada puede empeorar, que las cosas no pueden ser más difíciles, que cada complicación está resulta al menos a medias, cuando creas una rutina que si no te satisface te engaña las ganas, cuando todo va "bien" muy entrecomillas, justo entonces, todo se va a la mierda.
Y de nuevo castillos al suelo, y como no, aquí estoy yo para volver a levantarlos. Me devano los sesos cuadrando horarios, cuadrando imposibles, y tú, paseas por mi puerta pero no llamas a ella, y yo, me paso el día siguiente en el balcón esperando verte pasar.
Como los novios de antaño, vamos a terminar viéndonos tras las rejas de mi zaguán.
En cierto modo tiene su encanto...

lunes, 11 de abril de 2011

Me duele amarte

De no haberlo empezado, seguiríamos siendo amigos, los mejores amigos. Quizá tu seguirías soñando con ese algo más que tenemos ahora, pero yo no lo sabría. Quizá yo seguiría aguantándome las ganas de besarte, de pasar de esos simples besos en las mejillas para saludarte, pero tú no lo sabrías. Nos habríamos perdido grandes momentos, noches inolvidables, velas, vino, pasión, amor. Pero no nos dolería la cabeza, no habríamos llorado, ni bebido para olvidar. No existirían los imposibles, porque hemos sido nosotros al empezar todo esto quien les hemos dado vida. Tú estarías del todo tranquilo, y yo, hubiera seguido con mi vida.
Lo único que tenemos garantizado ahora es el dolor, tanto si continuamos como si terminamos. Dolor por no vernos, dolor cuando nos vemos, dolor al separarnos, dolor porque quieres darme más, dolor porque quiero que me lo des, dolor porque me amas, dolor porque te amo.
Al final va a parecer que la única palabra que rima con amor, es dolor.

domingo, 10 de abril de 2011

....

Si, es complicado, a ratos me hace totalmente desgraciada, pero a cambio muchos otros soy tremendamente feliz. ¿Me compensa lo uno por lo otro? Sí, la respuesta es sí. ¿Va a salir bien? No, la respuesta a eso es no. No saldrá bien, no cuenta con los ingredientes necesarios, y aunque hay amor, mucho, me parece a mi que el amor nunca es tan valiente como se cree, alardea de poder, de saber, de aguantar, de todo, y a la larga no es más que un sentimiento que somos capaces de relegar al último lugar. Él dice que me ama, y lo creo, lo siento así, pero eso sólo no es suficiente. Dice que entenderá que un día diga, basta, hasta aquí hemos llegado, pero que sabe que no será porque deje de quererlo. No responde a mis preguntas, quizá como dice mi querido Oráculo se cura en salud, que uno es esclavo de sus palabras y sólo se es libre guardando silencio (es algo así pero quizá no sean las palabras exactas). Los imposibles son muchos, fuertes y poderosos, y no sólo no puedo hacer nada contra ellos, tampoco quiero ni intentarlo. Siempre lo digo, llegue a esta batalla con el bando perdedor, porque ni ataca ni se defiende, trata de mantener la posición, quizá está haciendo un débil asedio como mucho, pero no hace nada más, sólo... dejarse ganar.
El por qué de seguir con este, voy a llamarlo como hace mi querido Oráculo, con este "rollito", eso habría que preguntárselo a mi corazón que es un inconsciente ya os lo digo yo, y de seguro se pondría a elaborar una lista larguísima llena de sueños irrealizables, de posibilidades, de quizás, de ojalas, de quién sabe si algún día, y al final os diría, lo amo, y contra eso si que no puedo luchar.

miércoles, 6 de abril de 2011

Benditamente maldita.

Un mal sueño ha hecho que tenga las tripas revueltas todo el día.
Tan real, como la vida misma, tan doloroso, como esa realidad. Me echas de menos cuando me ausento unas horas, cuando me sabes lejos de aquí, cuando no eres capaz de saber con certeza donde me encuentro. Yo, te echo de menos cuando sé donde estás, cuando sé con certeza donde te encuentras, porque es entonces cuando me duele no saber de ti.
No es la primera vez que te digo que este amor es una bendición, o tal vez... una maldición.

martes, 5 de abril de 2011

Hueles a patio andaluz, a noche de verano, a jazmines y azahar tu pelo...

Día gris y ventoso el de hoy.
Echo de menos tus besos de ayer. Echo de menos mirar juntos como florece el azahar de los naranjos, esperando poder disfrutar de su primer perfume. Supongo que ahora sabes de donde saco esa expresión que tanto me gusta, hueles a patio andaluz. Esa mezcla de sol y penumbra, de rincones húmedos donde crecen lustroso los lirios de agua, de viejos pozos en el centro, con el brocal lleno de gitanillas rojas que caen hasta el suelo. Antiguas columnas de piedra manchadas aún del verdín que les ha dejado el invierno, y que se irá con la limpieza de primavera. Sólo unos días más, y el sol hará explotar en color mi patio, llenándolo de los aromas más exquisitos. Todas las flores, presumidas, estrenando su mejor vestido, coqueteando con los rayos de sol y la brisa. Abejas yendo y viniendo, queriendo preñar todas esas flores de los naranjos, que dedicaran meses a gestar hermosas y jugosas naranjas, pero esa... es otra época del año.
Hoy, quiero tus besos de ayer, quiero que veas conmigo florecer el azahar de los naranjos.

lunes, 4 de abril de 2011

Oráculo.

Volví a consultar con el Oráculo.
Bueno, fue mas bien una conversación, no tan sólo una consulta.
Lo quiero mucho, lo aprecio, lo estimo, lo echo de menos cuando no está, pero no sé porque no es capaz de soñar. Quizá si soñase, no podría ser el Oráculo, puede que el no hacerlo sea inherente al cargo o algo así.
Suele acertar, la palabra puede que no sea suele, si no siempre, siempre acierta. Aunque ruego a los Dioses que se equivoque alguna que otra vez. Lee el pasado, adivina el futuro, y no deja lugar para nada que no sea real.
Pero no puede hacer nada para que yo deje de sentir lo que siento, sus consejos, a los que siempre atiendo, no puedo seguirlos, no quiero, no es mi deseo hacerlo.
Mi corazón me dice que esta vez se equivoca, que está en un error, que son ciertas todas las circunstancias, que son ciertos los imposibles, pero que se equivoca con respecto a los sentimientos.
No quiero dejar de creer en el amor.
Quizá si el Oráculo sintiese durante unos minutos lo que soy capaz de sentir, lo que el amor me hace sentir, si recordase el tiempo en el que seguro amó así, admitiría la pequeña posibilidad de que quizá y sólo quizá, algún día, un sueño... puede hacerse realidad.