sábado, 30 de junio de 2012

Dichoso verano....

El verano ya está aquí, con su calor, con sus vacaciones, con sus cierres de camas en los hospitales...
Esto último me fuerza a deja de trabajar con mis compañeros habituales, me fuerza a hacer este año lo que empecé a hacer hace más de veinte, dar descansos y vacaciones por todo el hospital. A la vejez viruela. Cuando yo empezaba alguien de mi edad actual, con mis años de "servicio", era alguien a quien se respetaba y a quien no se movía de su puesto así se juntase el cielo con la tierra. Conseguir ese estatus era lo que las novatas soñábamos, para eso había que esperar, trabajar, callar, aprobar las oposiciones, firmar tu plaza fija, tener veinte años mas, y por fin...
Y por fin llega ese día y te encuentras que con los recortes, con la crisis, con el ahorro, te has vuelto a convertir en el último peón, una ficha más que se mueve de acá para allá, fácil de sacrificar.
Y lo que molesta no es que te cambien el lugar de trabajo, que te cambien los turnos y ya no descanses cuando pensabas, puedo hacer mi trabajo igual de bien. Lo que molesta es que ni siquiera te informen de todo eso, que te encuentres de la noche a la mañana subrayada de amarillo en la planilla, y que eso signifique que has de liar el petate para ir donde te manden.
Hoy en ese aspecto, vuelvo a tener sólo veinte años. Lástima aparentar veintidós más.
Perdón, veintitrés.

miércoles, 20 de junio de 2012

El espejo del alma

Las felicidad de uno suele pasar por la infelicidad de otro, o al menos porque el otro deje de pensar que puede alcanzar esa felicidad, que en realidad, no suele siquiera existir.

Tienes los ojos tristes, me dijiste. No, no los tengo, cómo iba a tenerlos si estoy contigo, te dije.

Tengo triste los ojos, el corazón, y el alma. Estás conmigo y me hablas de amor, y yo, yo, sigo diciéndote que tú felicidad es lo que importa, que es lo que me importa porque te quiero. Y ni una sola vez has preguntado por la mía, ¿Por qué si tú me quieres, como dices, también habría de importarte, no?
He atado mis pies al suelo para no volver a soñar jamás, para jamás volver a tener ilusión ni esperanza alguna. Le he cortado la alas al amor que sentía, que siento, y herido de muerte se sabe agonizante. Lucha por agarrarse a la vida, y esa vida, eres tú cariño mío. Tu felicidad pasa por que yo no lo sea, tu felicidad pasa por que yo desaparezca de tu vida, no temas, poco a poco lo estoy haciendo.
Y tú, no te darás ni cuenta, sólo sospechas algo cuando me miras a los ojos, cuando en ellos puedes entrever; mi alma.

viernes, 15 de junio de 2012

Corazones rotos.

Tus palabras me rompen el corazón.
Mis palabras le rompían el corazón.
Recogí como pude los trocitos del mío, y volví, dispuesta a perder hasta la última gota de mi sangre, hasta perder mi misma vida, por reparar el suyo.
Sé que soy la única solución a mis problemas, el único bálsamo para mis heridas, que soy lo único que necesito, que me basto, me bastaría yo sola para poner cada cosa en su sitio.
Siempre he dicho que soy mi peor enemigo.
No sé si sufre, pero no soporto ni siquiera pensar que lo hace. No sé si sabe que sufro, pero no quiero ni siquiera que piense que lo hago.
Arranqué de raíz todos mis sueños, arrasé con fuego la tierra donde crecían y la sembré de sal para evitar que nada vuelva a brotar. Destruí con saña cada ilusión y cada esperanza, me sentí fría y sin vida.
Y no fui capaz, de romperle el corazón.


Lady Tea, gracias, gracias de corazón por tu ofrecimiento. Lo tendré en cuenta.




miércoles, 6 de junio de 2012

Loca, ilusa... ¿Qué más?

Durante casi dos años he vivido de mis sueños. Soñaba y soñaba sin parar, sin querer parar, así evitaba la realidad. Cuando esta amenazaba, yo, soñaba más aun, aplastándola bajo capas, y capas, y más capas de sueños.
Esta mañana desperté temprano, busqué como cada día aquello que me hacía soñar, las palabras del hombre al que amo, porque sería ridículo hablar de él ya en pasado, y la realidad, esa que llevo evitando casi dos años, estaba ahí. Cruel y despiadada, envuelta aún  en palabras cariñosas, pero riéndose de mi, sabiendo que esta vez me ha vencido. Es tan cruda que no hay manera de camuflarla, no hay sueño que sea capaz de disimularla, no hay sueño que haga que piense que no existe. Una vez hablé de que un día sin avisar aparecieron los imposibles. He fingido durante casi dos años que puedo con todo, incluso que esos imposibles no me afectaban, he luchado en silencio, sin levantar ruido alguno, creyendo como una niña en los cuentos de hadas. Entregándome en cuerpo y alma al hombre al que amo, sin negarle jamás nada, queriendo dárselo siempre todo. No, hoy tampoco diré que la culpa haya sido suya, he sido yo, la ilusa que creyó en el amor.
El amor no es el guerrero osado que yo pensaba que era, no es valiente, ni es capaz de nada, se rinde sin luchar, es un ser débil sin fortaleza alguna.
Sólo espero que su vida esté tan llena de felicidad como él ha soñado.
Una vez en una película dos adolescentes hablaban sobre la manera de dejar al chico que ya no les gustaba. Una de ellas decía que hablaría con él cara a cara para decírselo, la otra la llamó loca diciendo que cómo se le ocurría, que donde de estuviese la "calidez" de un sms o de un email, que se quitase el cara a cara.
Cuanta razón tenía....