martes, 27 de diciembre de 2011

En plural.

Cuando me hablas en plural, cuando usas palabras como nosotros, hemos, estamos ,somos, y sé que yo no entro en ellas, cuando sé que no formo parte de ninguna de ellas, es justo entonces cuando sé, sin lugar a duda alguna, que sobro.
No me planteo si lo haces a conciencia, puede que no, pero están ahí porque están en tu cabeza, en tu vida, y yo no estoy en ellas.
Siempre te digo que las palabras importan mucho, el qué se dice, el cómo se dice, el cuándo se dice, todo... dice.
Y para mi dice que no soy alguien a tener en cuenta, sólo esos escasos momentos en los que estamos juntos. Lo siento, supongo que si leyeras esto dirías como tantas y tantas veces que vuelvo a dudar de tu amor. ¿Y cómo no hacerlo cariño? Es posible que me quieras como dices, pero si es así, no entiendo el por qué de tantas y tantas cosas, no lo entiendo, no soy capaz de comprender. Quizá me mantienes porque yo no me voy, puede que sólo por eso. Algunas veces cariño, algunas veces tengo tantas ganas de irme, de dejarlo todo, incluyéndote a ti. No me necesitas, ya tienes un plural sin mi.
Quizá cuando pasen las navidades, dejes de hablarme en plural, para incluirme en tus palabras de la manera de que sea.

jueves, 22 de diciembre de 2011

¿Feliz Navidad? Segunda parte

Y allí estábamos, todos.
Los imposibles, él y yo.
La Navidad es época de reencuentros, pero hay algunos que no deberían suceder en ningún momento del año.
Esta Navidad se está llevando la palma en cuanto a poner las cosas difíciles y raras, a ver como acaba la cosa...

Y por cierto...

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

Honraré en mi corazón la Navidad, y procuraré conservarla durante todo el año.
Charles Dickens.

lunes, 19 de diciembre de 2011

¿Feliz Navidad?

Estropeé una noche perfecta, un día perfecto.
Tuve un tonto arrebato. Hablábamos de algo que quizá él podía hacer, por mi, sólo por mi, sin mas sentido que el de estar más tiempo conmigo. Y me dijo que no, que no lo haría. Salí corriendo del lugar donde estábamos, no quería seguir hablando, no podía soportar el dolor que ese simple no me causó. Se enfadó, hasta el punto de decir que lo mejor era terminar con todo aquello en ese mismo momento. Perdí el control un segundo, y he echado a perder la paciencia que creo haber demostrado todo este tiempo. No encuentro las palabras para hacerlo cambiar de idea, no sé que decir ni que hacer. Le dije que algunas veces me resultaba insoportable la idea de saber que nunca sería para mi, que nunca habría más de lo que hay. Él me pidió que hablase, que me desahogase, y abrí con esas palabras la maldita caja de Pandora de su conciencia, de sus remordimientos. Y ahora no sé qué hacer para volver a cerrarla, ni siquiera sé si se podrá, y a ratos, ni siquiera sé si debo seguir intentándolo.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Amor, amor, amor...

El amor es una flor de rara belleza que crece en los lugares mas insospechados.
Se alimenta de sentimientos, de palabras, de gestos, de caricias, de besos, de compañía, de risas, de lágrimas, de silencios, de paciencia, de generosidad, de agradecimiento, de miradas.
Te hace sentir muy vivo, tan vivo que parece que lleves el corazón en la piel. Las alegrías son más alegres y el dolor duele mucho más, no se es indiferente a nada.
Esa extraña flor crece, fragante, hermosa, es fuerte, pero a la vez tan delicada...
Necesita de mimos y atenciones, necesita que los dos queramos sacarla adelante. Tú y yo, somos esa flor, somos ese amor.
Y ahora mismo, está más bonita que nunca, no la hay más linda ni más lozana.
No hay nada como disponer de un poco de tiempo, para ti y para mi, para ejercer... de jardineros.

jueves, 8 de diciembre de 2011

......

En este cuento soy princesa, guerrera, y sin más remedio trato de ejercer cada día de hechicera. Y no sólo por querer hechizar al príncipe con algún encantamiento, de vez en cuando no puedo evitar mirar.... en mi bola de cristal
Me siento y la miro fijamente, queriendo atisbar en su transparencia el futuro. Lo que veo no me gusta.
Preveo cambios, otra vez, de nuevo mi pequeño mundo se verá trastornado por ellos. En cada cambio el terreno que he podido ganar en unos aspectos, lo he perdido en otros. Con cada cambio, cada vez, he perdido tiempo, su tiempo. Me queda el justo para no pensar que todo esto no es más que un sueño, el justo para saber que este sentimiento forma parte de una realidad, con menos, con menos no podría seguir sacando adelante este amor. Y ese cambio esta ahí, a principios de año. He temido cada uno de ellos, he resistido cada uno de ellos, y ahora, toca otro. Conozco el alcance de lo que siente por mí, y a pesar de que hace un par de días sentía que había avanzado, puede que no fuese mas que un espejismo pasajero. Él me quiere, mucho, como a nadie, pero no quiere una vida conmigo. Por lo tanto de ahora en adelante y quizá teniendo que usar algún hechizo, él deberá pensar de mi justamente lo mismo, que lo quiero, mucho, como a nadie, pero no quiero una vida con él.
Y si he de mentir, mentiré.

martes, 6 de diciembre de 2011

Parte de guerra.

Alguna que otra vez he descrito esta historia de amor como si de una batalla se tratase. Más bien es un ejercito, que sitia una fortaleza esperando poder conquistarla para siempre.
Ese ejercito soy yo, pertrechado para resistir incluso el frío del invierno que se avecina, apostado a una distancia prudente para recibir el menor daño posible, pero dispuesto a todo. Un ejercito formado por los más valientes, aguerridos, osados y fieros soldados, pero comandado por mi, que los mantengo a raya. Sus ordenes son simplemente aguantar, pero a la vez deben estar atentos al más mínimo resquicio en las defensas de la fortaleza, y en ese caso, avanzar.
Quizá tras una muestra de mi fuerza, tras dejar que desde esa fortaleza vieran como mis tropas practicaban con la espada, tras expresar que posiblemente un día, cansados mis soldados de tanta inactividad abandonasen el sitio del lugar, que quizá en esa fortaleza no se guardaban las riquezas de las que se hablaba, que quizá lo que había en su interior no era tan maravilloso como parecía, tras todo eso...
He visto como bajaban la guardia del castillo, como algunas, pocas, piedras que conforman ese muro infranqueable caían desmoronadas, como incluso, a ratos, me ha parecido ver movimiento alrededor del puente levadizo. Casi, casi, casi, ha sido una invitación a avanzar.
Con precaución, con mucha cautela, he levantado el campamento para instalarlo tan sólo unos metros más allá, más cerca, y justo desde ahí... continuar la espera.
Mi ejercito y yo seguimos resistiendo, animados por el breve avance. Somos conscientes de, en realidad, lo inútil de esta batalla, de mantener sitiado algo tan inalcanzable. Pero el capitán de la guardia del castillo sigue encontrándose a escondidas y amparado por la oscuridad conmigo, el comandante en jefe de las tropas invasoras, y confió, en que en alguna de esas escaramuzas sea capaz de convencerlo de que me deje entrar, de que rinda la fortaleza de una vez por todas.
Y alzarme victoriosa en mi conquista.