jueves, 27 de diciembre de 2012

Su sonrisa.

La bufanda le encantó, sí, era para él. Probablemente nunca llegue a usarla, pero eso no importa, él sabe lo que significa, y sabe el amor que he empleado en tejerla. Sabe que mis regalos son siempre así. Le regalé un caleidoscopio para que viese la vida todos los días de colores. Piedrecitas que cogí para él en la playa. Una foto del lugar donde nos vimos por primera vez. Una piruleta para que la compartiese conmigo y supiera siempre a que saben mis besos. Un sin fin de tonterías que le hacen sonreír.
Él también me hizo un regalo.
Dijo que había hecho que estas navidades fueran inolvidables.
Con esas palabras y su sonrisa, ha hecho que las mías... también lo sean.

Gracias por vuestros buenos deseos.

domingo, 23 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD

Siempre lo dejo para el último momento.  Nunca me sale nada bonito para felicitar la Navidad. Yo, que me las doy de "escritora", busco en Internet alguna frase emotiva para escribir las muchas tarjetas que sigue enviando mi madre. Justo mañana garabatearé unas cuantas palabras que enviaré por email, o por eso tan moderno que hay ahora en los móviles. Soy poco navideña, lo reconozco. Creo que lo único que me gusta de estas fiestas es hacer regalos, y este año... no pensé que echaría de menos tanto la paga extra... en fin.. Este año a mis regalos les he puesto mucho amor, hasta he tejido una bufanda...sí... con estas manitas.
Abrazos, sonrisas, besos, ilusiones, y mucho, mucho amor... eso quiero regalar y eso quiero que me regalen, si es que alguien se acuerda de regalarme algo...
En cualquier caso...
¡FELIZ NAVIDAD!
Sed felices, muy felices, disfrutad de los que os quieren y de aquellos a los que amáis.
Un beso enorme.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Ausencia.

La vida es tan incierta...
Hace un par de noches él me llamó. Nunca lo hace, salvo que sea mi cumpleaños y aún faltan un par de meses. Respondí a su llamada perdida, recelosa por lo poco habitual. El tono de su voz no hizo si no inquietarme aún más.
Tengo que darte una mala noticia, eso me dijo. ¿Qué pasa? pregunté yo.
No era una amiga o sí, no sé si  puedo decir eso de ella, pero si una compañera desde hace años, es más, ahora mismo era mi jefa.
Tan solo tenía un año más que yo, acababa de cumplirlos.
Un estúpido accidente de trafico.
Ahora ha pasado a formar parte de esas ausencias eternas.
Ahora todos pensamos.... podría pasarme a mi.
Ahora sentimos que tenemos que vivir cada segundo, disfrutar cada instante como si fuese el último.
La muerte, esa que en nuestro trabajo está tan presente, esa que pasa lista cada día y nos avisa con pequeñas señales para que sepamos a quien se va a llevar, esa presencia oscura que comparte turno con nosotros, nos ha jugado una mala pasada.
En un segundo a segado la vida de alguien que era madre, hija, hermana, amiga, compañera...dejando en su lugar un vacío...una ausencia...
Para siempre.

martes, 11 de diciembre de 2012

Más hace el que quiere... que el que puede

Durante más de dos años le he escrito a diario.
Unas veces contándole algo que he hecho, otras sólo por decirle lo que siento, muchas porque es la única manera de poder comunicarme con él. Durante más de dos años, estuviese o no estuviese en disposición de poder leer mis palabras, le he escrito. He esperado respuestas que no han llegado, he desesperado tratando de leer entre lineas algo que nunca voy a leer, y  leído alguna que otra cosa que nunca hubiera querido.
Hasta hace unos días.
Al menos habían pasado cuatro sin tener respuesta alguna. Sabía que estaba vivo y sano, porque lo había visto, sabía lo mucho que se había divertido haciendo tal o cual cosa, podía imaginarlo haciendo mil cosas que lo ocupaban. Pero llega el momento en que lo que me importa no es lo que hace, si no lo que no hace.
Dejé de escribirle, pensando que echaría de menos mi presencia en su bandeja de entrada inmediatamente.
Paso un día.
Dos.
Y al tercero...resucitó.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Por un beso...no sé que daría por un beso.

Acércate.
Déjame respirar el aire que cubre tu piel.
Ven.
Mi boca está deseando rendirse al primer envite de la tuya.
Mi lengua deseando encontrarse con la tuya, para tener una larga y muda charla contigo.
Deseando decirte todo lo que no sé decir con palabras.
Deseando saber todo lo que callas.
Déjalas que conversen, que se acaricien, que jueguen  que se busquen, que se encuentren, que se amen, que sean preludio y promesa de mucho más.
Regálame tu sabor y que tu aliento sea mío.
Mírame.
Toma de mi lo que quieras.
Sea lo que sea...estoy deseando dártelo.


lunes, 26 de noviembre de 2012

Lo malo de tener una bola de cristal.

Mayo y Junio de 2011.
Acabo de leerme, y hasta quise morirme. Lo que sucedió en esos meses, sin remedio alguno, sucederá otra vez. Recuerdo el dolor y no quiero volver a sentirlo. Debería ser capaz de elegir entre él y yo. ¿A quién quiero más? Una pregunta tonta si señor.
En aquel entonces hablaba de baches que hay que superar, de escalones que hay que subir. ¿Me sirvió de algo salvar todo aquello? No sé si subí un escalón o salí de un socavón, lo que si es seguro es que estoy justo en el mismo lugar en el que estaba entonces. Armándome de valor para lo que ha de venir.
Hace unos días, se lo escribí  porque hace mucho que no hablo con él, le dije que estoy dispuesta a pasar por el mismísimo infierno por él, pero que necesitaba saber que estará esperando al otro lado. Que de alguna manera ha de devolverme la confianza que estoy perdiendo, que necesito que me diga que piensa, y sobre todo, qué quiere de mi. Puede que no sea momento de tomar decisiones, aunque la única decisión que él va a tomar es que día quiere dejar de verme. Sólo son pequeñas variantes de una misma cosa, dejar de verme hoy, mañana, pasado, el mes que viene....otra decisión sería del todo impensable. Nunca es buen momento para que se aclare, lo tiene todo, hasta me tiene a mi, y le cuesta deshacerse de... la princesa del cuento.
Lo sé, la princesa puede largarse en busca de... otros reinos en los que quizá pueda reinar, pero... estoy anclada aquí, tampoco es buen momento nunca para que yo me aclare. Dejo que el tiempo vaya recolocando las fichas para que sigamos jugando, pero a mi siempre me da las mismas y siempre me pone en el misma casilla. Como resultado... siempre pierdo, porque jamás comienzo el juego con las de ganar.
En breve, puede que menos de un mes, volveréis a leerme mucho más desesperada y quejosa que de costumbre, y ya me quejo y me desespero mucho  pero... aún será más. Querré morirme, querré dejarlo, querré que me deje, lloraré porque quizá lo haga, lloraré porque no lo veo, me desesperaré porque no se nada de él, en fin....más de lo mismo pero en cantidades ingentes.


No sé si esta vez seré capaz, seremos capaces, de subir esos escalones, de salvar esos obstáculos, y seguir...¿Queriéndonos como hasta ahora?

Lo sé, más de uno pensareis ¿Merece la pena?
Según el día que me lo preguntéis, hoy...creo que sí...mañana...vete tú a saber.

martes, 20 de noviembre de 2012

Más de lo mismo.

El cursor (¿Se llama así ), parpadea, late, esperando mis dedos. Curioso espera a saber que voy a decir, aunque para saberlo habría de poder mirar hacia atrás porque siempre está por delante de la última letra que soy capaz de teclear.
 Me sigo enfadando  por creer, por pensar que uno de estos días me dará aquello que sueño. Es como comprar un décimo de una lotería que nunca se juega, de un sorteo que nunca tiene lugar. Conservo la ilusión intacta, esperando, que sea cuando sea, salga mi número.
Me siento a escribirle, y las palabras son arrastradas por el cursor (¿Se llama así?). Intento que no vea mi enfado, que no vea que me estoy desesperando. Siempre me he conformado con poco, pero ahora, aunque no me lo pide de viva voz, quiere que me conforme prácticamente con nada. No me sale el amor en las letras, he de forzar los te quiero, los siento, aún los siento, aún están en mi corazón, pero empiezan a no salirme con facilidad. Me da rabia que me cambie por cualquier cosa, todo esta antes que yo. Diréis que eso no es algo nuevo, que siempre ha sido así  Es posible, sin embargo... soy sensible a los cambios, a los mas nimios, al tono de sus palabras, al de sus besos, al de sus abrazos, al tono de los míos. Que el amor se nos muriese era algo de esperar. Lo que no se alimenta lo hace, lo que no se cuida lo hace. Lo encerramos entre cuatro paredes, sin que le diese el sol, ni el aire, lo alimentamos de palabras escritas, pero de muy pocos besos. Lo guardamos tan en secreto que quizá hemos olvidado que lo tenemos.
Ha de suceder algo en su vida, sin más remedio, se acerca el momento y es inevitable. Ya pasé por otro igual hace menos de dos años. Me da miedo sentir de nuevo el dolor y el abandono que sentí en aquella ocasión,  no quiero, no sé si puedo, si podré con ello. Se lo digo, buscando consuelo, buscando un mimo, un cariño de más, un te quiero extra, pero...
¿Cómo puedo saber si aún me quiere? ¿Cómo puedo saber si quiere que espere?
Cuando le preguntó me contesta...¿Es que no lo sientes?
Le miento, siempre que contesto a eso...le miento.

jueves, 8 de noviembre de 2012

No sé si me explico.

Si fuese un cuento....

¿Cómo podría deshacerse el príncipe de la princesa?
La ha despertado, vivía un letargo, una vida sin vida, sin amor alguno. Cuando ha probado las mieles de ese amor... nada puede hacer que deje de desear cada vez más. ¿Y si el príncipe ya no quiere darle más amor?
Pero ella, es dulce, lo ama de verdad, es tierna, generosa, entregada, apasionada, seductora incluso. Le da, puede que más de lo que llega a recibir, pero lo que recibe le es necesario para seguir viva. ¿Cómo te deshaces de alguien así? Para hacerlo habría de hacerle mucho daño, el príncipe lo sabe, y no es capaz, porque la princesa no se lo merece. ¿Qué ha hecho de malo? ¿Quererlo?

¿Y si termino por ser esa criatura?. Ávida de un amor que no puede tener. Pero tan... extremadamente buena que no sabe...como deshacerse de mi.
Quizá a creado un monstruo, y ese monstruo...sea yo.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Un... ¿Cuento?

No siente frío, porque espera el calor de los abrazos.
No siente hambre, porque espera alimentarse de caricias.
No siente sed, porque espera beber de sus labios.
No ve, porque sólo lo hace a través de sus ojos.
No oye ni habla, si no son palabras de amor.
Más...¿Late su corazón? ¡Vive Dios que así es!
¡Corred! ¡Corred! ¡Dad deprisa la noticia!

Quizá  creyendo despertar a  una dulce criatura, él,  no hace más que sacar de su letargo a un terrible monstruo. Un ser hambriento de amor, necesitado, insaciable, incapaz de sentirse lleno de ese hermoso sentimiento. Quizá contemple con horror a aquella que tiene ante sí, preguntándole al destino, gritándole más bien, ¡¿Por qué?!. Devorado y consumido por ese voraz y ansioso ser  tratará de escapar, pero... ¿Cómo hacerlo? si una y otra vez ella usa un arma infalible, atrayente, seductora, una mortal trampa revestida de, a simple vista, el más inocente, el más entregado, el más incondicional, el más puro...amor.

Me enfado.

Me enfado. Conmigo no contigo. Ni siquiera es por no poder verte. Ni siquiera puedo contarte porque me enfado.
Hago las cosas que hago porque quiero y porque te quiero. Nadie me pide que haga nada, ni siquiera tú. Cuando se hace algo por propia voluntad esperando a cambio poco o nada, no se debe decir lo que se está haciendo o eso creo yo.
No a ti, pero si aquí.
Organizo mis días libres, las horas que no dedico a trabajar a tenerlo todo dispuesto para ti. Cosas como quedarme limpiando en casa un domingo para poder verte al día siguiente. Cosas como preparar almuerzos con antelación para que no me quiten el tiempo que tú puedes dedicarme a mi. Cosas como ir de compras de prisa y corriendo para que me quede una mañana libre, toda ella, aunque tú sólo necesites una hora y media de todo ese tiempo. Cosas como cambiar turnos para coincidir contigo.
Y tú, que sabes días antes de que lleguen esos momentos que no vas poder quedar conmigo, te limitas a dar por sentado que ya lo habré supuesto, que ya lo habré dado por hecho. Y sí, puede que haya dado por hecho justamente todo lo contrario, que voy a verte, que estás deseando que llegue ese único día en toda la semana, y lo peor es...que ni siquiera pareces contrariado por no poder hacerlo, por no poder encontrarte conmigo.
Y me enfado. Conmigo no contigo. Por inocente, por esperanzada, por idiota, por haberte mandado flores tan sólo unas horas antes, por hablarte de cuanto echo de menos tus besos y por el simple hecho de echarlos de menos, me enfado. Por pasarme los días haciendo todas esas cosas como si no tuviese mas vida que atenderte a ti, pero ya lo he dicho, lo hago porque quiero y porque te quiero, y cuando lo que se hace es por esos motivos no se debe esperar nada, y hay que aguantarse con que si ni siquiera te avisen de que estas perdiendo el tiempo...esperando.
Ya sé que estás cosas no se dicen, porque te puedes encontrar con que alguien te diga...pues no haberlo hecho.

jueves, 25 de octubre de 2012

Mi silencio.

La única manera de conservar un secreto es no hablar con nadie de el. De todos es sabido que el mejor amigo es el silencio.
Vosotros sois mi silencio, este lugar lo es, el guardián, los guardianes de mi más oculto secreto.
Nadie sabe, más que vosotros, lo que siento o dejo de sentir, lo que lloro o dejo de llorar, lo que amo o dejo de amar. Conocéis una parte de mi que le niego a cuantos me conocen, incluso a él, porque vosotros sois depositarios de mis anhelos, de mis reproches,  de mis ganas de gritar, de mis gritos, de mis suplicas, de mis días de rendición,  de mis caídas y mi vuelta a poner en pie. Me sabéis queriendo vencer, me sabéis perdedora. Sabéis lo que me pregunto y lo que me respondo. Aquí encuentro el aliento, el consejo, el calor, el abrazo.
He llegado a la conclusión,  y a mi no me parece algo triste, que los que pasáis por aquí habéis terminado siendo, mis mejores amigas, mis mejores amigos; mi silencio.

viernes, 19 de octubre de 2012

Tiempo que ha de pasar.

Siempre pienso que se me acaba el tiempo.
Quizá porque mi padre murió joven y me acerco sin remedio a la edad en que sucedió, y yo, no puedo retirarme de los ruedos como hacen algunos, tratando así de evitar el maleficio.
Siempre ando pensando que se me acaba.
Hace muy poco se lo decía a él.
Ojalá tuviese algunos años menos, para tener un poco de tiempo más. Unos años para dártelos a ti, para que tuvieses ahora eso que quieres, y después, reunir el valor de preguntarte si ya me quieres a mi.
Si ya puede ser mi momento, si ya no sientes obligación alguna hacía nadie, y por fin...vas a oír de verdad a tu corazón.
Pero no tendré tiempo, no, no lo tendré.
Nadie puede domeñarlo y pasa, sin importarle lo que a nosotros nos importe. Nada ni nadie lo detiene, nada ni nadie lo acelera o lo ralentiza.
Cuando algo no me gusta suelo decir...no importa, sólo es tiempo que ha de pasar.
Los minutos se hacen eternas horas, y estas, inacabables días, que componen semanas interminables, que paren meses, uno tras otro hasta que hacen que de nuevo esté casi a punto de terminarse...un año más.
Y...¿Dónde estoy?
Justo en el mismo lugar.
En esta sala de espera para desesperados, que aunque parezca mentira...sólo saben...esperar.
Y me digo que...sólo es tiempo que ha de pasar, y no me importaría, si al mirar en mi reloj de arena no me pareciese siempre que queda...tan poca...



miércoles, 17 de octubre de 2012

Guerra...venganza...

Primero quise guerra.
La princesa guerrera vistió con premura su vieja cota de malla y desenvainó su espada. La blandía haciendo silbar el aire al cortarlo con el filo de su temible acero. Dispuesta a hundirla sin miramientos en las blandas carnes de mis enemigas, a rebanar pescuezos y cortar cabezas. Quería sangre, sangre de víbora derramada por doquier
Después quise venganza.
Mis manos se retorcían, llenas de dedos alargados y nudosos, imaginando mil y una maneras de obtener la más  fría de las venganzas. Mi mirada se tornó aviesa, y mi risa espeluznante, mis palabras maldicientes, mi voz sibilante y mi lengua viperina. Dispuesta a ser... ¿Una víbora más? ¡No! eso ni se te ocurra Jo
Al final...
Al final he pensado en eso que suelo decir, que con la conciencia tranquila una va al fin del mundo sin tener que dar muchas explicaciones.
Y mal que le pese a alguna, la tengo. No tienen razón en aquello que dicen, no es como lo ven. Eso es algo que él y yo hemos hablado muchas veces. Lo que importa, al menos de momento, es lo que pensamos nosotros, lo que sabemos nosotros, lo que sentimos nosotros. No es ocasión de marear la perdiz, ni de levantar la liebre, no, ahora no, por nada del mundo.
Ahora me callo, y hago como si nada, eso sí, con cuidado de no pisar a las víboras  Ahora sé que están ahí  y... no descarto la idea de usar en algún momento, de dejar caer como quien no quiere la cosa, la frase que usaron para mencionarme a mi, para que sepan qué sé quienes son, que se les ha caído la careta, que por más que finjan se les ha visto el plumero.
Parece que todavía no se me han pasado del todo las ganas de guerra.... o de venganza...

sábado, 13 de octubre de 2012

Nido de viboras.

Siempre he dicho de mi que veo las cosas demasiado tarde, que no me doy cuenta de nada hasta que, sea lo que sea, me golpea en las narices.
Confío en exceso, por lo visto, en la buena fe de la gente, en que todo el mundo es bueno esperando que nunca hayan de demostrarme lo contrario.
Nido de víboras,  son las palabras que se me vienen a la mente una y otra vez, nido de víboras.  Cáscara brillante de sonrisas y buenas palabras, cascarón vacío,  debajo del cual no hay más que fango, un lodazal inmundo en el que se revuelcan todas esas víboras.
Todas las relaciones, sean del tipo que sean, amor, amistad, compañerismo, todas, son probadas en un momento o en otro. En ese momento la gente ha de dar la cara, o se les ve la que esconde tras la máscara.
Al menos puedo decir que hay quien me conoce de verdad, quien sabe como soy, quien no se deja llevar por... no sé...¿envidias? ni siquiera sé que es.
Hoy, alguien que me aprecia y me conoce, que sabe que en mis intenciones jamás hay maldad alguna, me ha contado lo que mis "queridas y amables compañeras" cuentan de mi. No tengo motivo alguno para dudar de lo que me han contado porque ya había atisbado alguna que otra cosa, pero pensé que sólo había sido fruto del momento.
Nido de víboras,  entre las que me he estado paseando con toda naturalidad, con toda sinceridad, y se ve, que lo uno no gusta, y que lo otro, ellas ni siquiera saben que es.
No quise preguntar quién, después de saber qué, pero sé a quién he de preguntar para que me diga exactamente de quien he de cuidarme. Hace tiempo se lo dije, dímelo,  dime quien es para que sepa de quien he de protegerme, pero él no quiso decírmelo,  ahora tendrá que hacerlo porque no pienso andar de boca en boca.
Una vez se lo dije, si alguien alguna vez se entera de lo que hay entre tú y yo.... la mala cariño, siempre seré yo.
Y yo soy de las piensa que nada sucede entre dos si uno no quiere.
Y toda esta historia, desde el principio, ha sido cosa de dos.
No puedo negar que lo busco, aunque si niego la manera en que dicen que lo hago, y sobre todo me ofende que lo declaren del todo inocente a él. Es cierto que mantengo todo esto, pero no lo hago sola.
Todo lo que sucede no son mas que las desventajas de ser mujer... parece mentira hoy en día pero es así, donde menos a salvo esta una mujer, al parecer, es entre las de su mismo genero.
Nido de víboras.

Ellas no saben, no conocen la historia que hay tras el tiempo que pasamos juntos en público, la desconocen totalmente. Pero la imagen que han dado de mi es la de un ave de presa que planea sobre la que va a ser su victima, la de un felino que acecha en la espesura. Estoy de caza, y él, tratando de evitar ser cazado.
Y todo porque él, me presta atención cuando estamos en mitad de ese... nido de víboras.
Si soy todas esas cosas, si soy como dicen, llegan tarde, fue acechado, cazado y devorado, fue mío, es mío, y aunque sé que ninguna leerá esto...
Queridas, le encantó serlo, y cada vez que puede.... vuelve a por más.

viernes, 5 de octubre de 2012

Tratando de quedarme sorda.

Con la música todo lo alto que pueden soportar mis oídos quiero acallar mis propios pensamientos. Me gritan desde alguna parte de mi cerebro, pero apenas los oigo.
Echarte de menos es una constante en mi vida. Hace unos días te decía que me había pasado todo el tiempo que dura lo nuestro oyendo dos frases.
Llego tarde.
Tengo que irme.
Y las que tú has oído de mi son.
No importa, te espero.
No te vayas todavía.
Dices que sin mi amor no seguirías aquí, que sin mi apoyo te habrías rendido hace tiempo, que continuas porque sabes lo mucho que te quiero. Que sin mi amor incondicional podrías haber estado más enamorado que nadie en el mundo, pero que no hubieses continuado.
¿Eso confirma lo que he pensado tantas y tantas veces?. ¿Estoy manteniendo esto yo sola?. Si me vieras flaquear... ¿Saldrías corriendo?.
Si yo no fuese una roca....
Subo el volumen, y Adele canta a pleno pulmón.
One and Only.

miércoles, 3 de octubre de 2012

1+1 son...

No le des más vueltas, la vida es como es y no se le puede dar vueltas, me dijiste.
¡¿Cómo qué no?! Te dije
¡No!, no es un problema matemático, dijiste tú
Lo es, ya lo creo que lo es. Al principio tú y yo eramos uno y uno que pretendían sumar dos. De repente restaste de esa suma y empezaste a sumar por otra parte, es más, esto hay un lado por el que se multiplica, y hasta tiene decimales. No quieres dividir, pero terminas haciéndolo y en esa división a mi no me toca nada. Cariño, soy una X que trata desesperadamente de no ser despejada en esta ecuación.
Las matemáticas nunca han sido lo mío, te dije.
Nunca puedo alcanzar esa cabecita que tienes, dijiste.

Al final, nos reímos los dos, tan juntos, con tantas ganas, como si sólo fuésemos uno.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Ese momento...

No veo el momento en el que vuelva a sentir el calor de tu piel en mi piel. El momento en que no haya nada entre tú y yo, ni siquiera el aire. El momento en que nada, nada, nada, nada, se interponga entre nosotros. Ese momento en el que no piensas, en el que sólo me sientes. El momento en el que únicamente oyes tu corazón  y el mio, latiendo tan juntos como les es posible. 

Y mientras llega ese momento, escribo. Las palabras salen a raudales, como la lluvia caída esta pasada noche. Queriendo como ella inundarlo todo, llegar a todas partes, empaparte de mi. Escribo y reescribo, digo y me desdigo, buscando que sepas lo que siento y evitando que te sientas culpable de ello. No puedo evitar que algunas veces sean apasionadas y ardientes, intentando que recuerdes que sientes cuando me tienes. Intentado que no olvides que sólo yo soy capaz de hacerte olvidar. Intentado que pienses que sólo yo soy capaz de conseguir que no lo hagas. Que durante una hora, dos, tú eres tú, y yo, soy yo, sin ningún tapujo, sin nada que esconder, que tendremos el alma desnuda, que llevaremos el corazón en la mano. Intentando que no olvides que sólo en esos momentos, tú y yo, existimos de verdad. Que estaremos perdidos el uno en el otro, quizá rezando para que nadie, nadie, nos sepa encontrar. Al menos yo lo haré  pidiendo a quien haya que pedir las cosas, que cuando pasen esas dos horas... te quieras quedar.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Aire..

Si no fuese por vosotros, por todos los que pasáis por aquí, por este espacio, creo que me habría vuelto loca.
Los secretos son pesados, se van acumulando y cada vez pesan más. Algunas veces su peso me hunde, me aplasta, no me deja respirar.
 Imaginad un mar helado, inmenso, enorme, frió, con una capa gruesa de hielo. Nado debajo, contengo la respiración.  Este lugar es un hueco en esa superficie congelada que me permite salir a respirar. Cuando llego hasta aquí ya no puedo más, son esos segundo en los que el instinto te dice que abras la boca en busca del preciado oxigeno para no morir, y es justo lo que pasaría si lo hiciese, moriría sin remedio. Luchar contra el instinto de sobrevivir es complicado. Aguanta un poco mas me digo, sólo un poco más, lo conseguirás.
Llego hasta aquí y.... gracias a todos, y en especial a ti Lady, sois mi aire...

viernes, 21 de septiembre de 2012

¿Qué hago?

¿Qué pasaría si le pido un descanso?
Lo peor que puede pasar es que acabe por perderle, por perderle más de lo que ya le he perdido. Lo mejor es nada, no puede pasar nada que sea mejor. Quiero decir que la cosa no tiene manera de mejorar, sólo de empeorar.
¿Qué pasaría si le digo que no va a saber de mi en algunos días?
Lo reconozco, me da miedo que esté mejor sin saber de mi. Necesito dar un descanso a mi cabeza, lleva días sin parar de luchar a muerte con mi corazón. Trata de imponer la razón, y empiezo a pensar que la tiene. Me asusta dar la razón a la razón y justo cuando sienta el alivio de lo que significa haber tomado por fin una decisión, me arrepienta y no haya una vuelta  atrás.
Esta relación nunca ha sido muy razonable, sólo eran sentimientos, sólo son sentimientos que quizá he sobrevalorado. Qué sentido tiene continuar con algo que me terminará destrozando. No entiendo sus te quiero, no entiendo nada. Necesito distancia para poder ver con claridad, y me da miedo tomarla porque quizá no vea lo que quiero ver, y él termine por ver del todo la realidad.
No tengo nada que perder si lo tengo todo perdido pero... ¿Sabe eso mi corazón?
En momentos así quisiera que alguien pudiera decirme qué tengo que hacer, y obtener el descanso que da algunas veces el limitarse a obedecer.

martes, 18 de septiembre de 2012

Otoño, dentro de nada.

El día se ha levantado de otoño, y yo, también.
No sé que estación del año quiero que sea. Si alguien me concediese el don de manejar el tiempo no sabría si ir hacia delante o hacia atrás. ¿Cambiaría el presente si pudiese cambiar el pasado? ¿Y el futuro? ¿Puedo cambiarlo cambiando el presente? Puede que haga lo que haga, de las vueltas que de, termine justo aquí. Sentada una tarde pre otoñal delante de mi ordenador escribiendo que no sé que estación del año quiero que sea.
Ahora todas traen distancia, todas traen ausencia, todas traen preguntas sin responder, ahora no hay esperanza en ninguna, ni siquiera cuando llegue la ahora lejana primavera, no, entonces tampoco. Hay un espacio oscuro delante de mi, no sé si seré capaz de caminar por él, a tientas, guiándome tan sólo por el instinto que te lleva a no detenerte, aguantando el impulso de correr, porque quizá correría y correría para no alcanzar jamás una salida. ¿Y si no hay luz al final de la oscuridad? ¿Y si todo se queda así de oscuro para siempre? ¿Y si me paro y me pierdo en la oscuridad para toda la eternidad?
¿Y si dejo de hacerme preguntas estúpidas?
El día se ha levantado de otoño...

lunes, 10 de septiembre de 2012

......

Sol de media tarde en un tórrido día de verano, el más seco, el más caluroso que podáis imaginar. Un desierto pedregoso, sin atardeceres, sin amaneceres, siempre ese sol y ese calor que acaban con todo vestigio de vida, un infierno eterno y estéril. El viento sopla fuerte y caliente levantando la tierra reseca, cegando los ojos de quien mira, y quien mira, siempre soy yo.
Vigilo, vigilo el campo donde antes crecieron mis sueños. Un lugar lleno de esperanzas y de ilusiones que ahora no es más que un páramo yermo. Nada, nada podría sobrevivir en un sitio así. Sin embargo, en cuanto un solo día dejo de vigilar, en cuanto bajo la guardia, brota lo que siento queriendo devolver la vida a ese maldito lugar. Concentro ese sol de medio día, ese calor abrasador, esa dureza extrema para conmigo misma y destruyo todo asomo de vida...otra vez.

Te lo ofrecí, tuve el valor de ofrecerte lo que pensé que nunca  te ofrecería.

¿Quieres dejar de verme? Así, dije, haciendo un gesto que señalaba la cama en la que acabábamos de hacer el amor. Así y de cualquier otra forma, puntualicé. Porque durante un tiempo, no sé cuanto, no querré verte de ninguna manera.
Yo no he dicho eso, dijiste.
No, eso te lo estoy diciendo yo. ¿Qué quieres?

Dependo de ti.

Ojalá nunca hubieras dicho esas tres palabras.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Conversaciones de alcoba.

-Dependo de ti.
-¿Qué?
-Que dependo de ti, cuando pasa un sólo día sin saber de ti yo...
-Quizá si hubieras perdido la cabeza por mi aquella noche de Agosto, quizá si hubieras pensado entonces que me querías tanto que no podrías estar sin mi, quizá entonces...
-No se trata de perder la cabeza. Tú no sabes como tengo de perdida la cabeza por ti.
-¿Qué quieres? Dime qué quieres, si no me lo dices no lo sé.
-No me fuerces a tomar decisiones.
-Yo...no...no pretendía...
-No, no me preguntes ahora eso, ahora no puedo pensar.

Los acogía una habitación en penumbra, una ventana abierta a la noche, una cama deshecha. Refugiados en la oscuridad pusieron el corazón al descubierto.

-No llores.
-No lloro.
-Estamos hablando.
-Lo sé.

Los besos de él se bebieron las lágrimas de ella. Sus manos se buscaron en la oscuridad, y las caricias restañaron heridas, el amor...

Dos horas después amanecía la realidad.

viernes, 31 de agosto de 2012

Y pienso...

Susurras sobre mi boca, entre beso y beso, te quiero, te quiero, te quiero.
Y sólo soy capaz de pensar en cuanto me hubiese gustado oír eso mismo, de otro.

Leo en la cama, son casi las diez de la mañana y debería levantarme para hacer todas esas cosas que cuando yo era niña llamaban, las tareas propias de mi sexo. En la mesita de noche vibra el móvil, es mi último día de descanso, no lo miro, y sigo leyendo. No sé si han pasado diez minutos o una hora cuando dejo el libro para mirar el mensaje.
¿Trabajas hoy?
Hace días que no sé nada de él, y es un alivio no llevar la cuenta de los días que pasan sin noticias de alguien.
No.
Contesto y espero.
¿Subes al centro? Me gustaría verte amor, te echo de menos.
Leo la respuesta y dejo que pasen unos minutos, no por hacerlo esperar, no sé si tengo ganas de verlo. Amor, que curiosa relación esta, amor, él me llama amor y yo lo llamo amor, y sin embargo no hay amor entre nosotros, no uso su nombre y él no usa el mío, aunque de forma extraña ha empezado a llamarme también cariño.
Acepto después de pensarlo un poco, no tengo nada mejor que hacer. Elijo con cuidado la ropa interior, rebusco un conjunto granate que le gustaba mucho, y salgo a encontrarme con él. Camino sin prisa y cuando estoy llegando suena el móvil ¿Impaciente?, no lo cojo, envió un mensaje "cinco minutos", y continuo sin prisa.

Abres la puerta al oír  mis pasos acercándose, como siempre. Han pasado meses y meses desde que estuve aquí la última vez.  Me sonríes, me abrazas, me besas, y vuelves a sonreír.
Has llegado hace sólo una horas, y soy lo primero que buscas al llegar, sonrió, como si te creyese. Me apartas el pelo de la cara para verme los ojos. Mírame, me dices, y yo, fijo mis ojos en los tuyos, pero no sé leer en ellos. Me hablas de puestas de sol, del Adriático, de cruceros, de lo mucho que has pensado en mi, de lo que me has deseado, de cuanto me has imaginado, y yo, sonrió, como si te creyese. Me abrazas por la espalda, me sujetas el pelo para besarme la nuca. Quiero besarte donde nadie lo hace, sonrío, pero esta vez porque es cierto que nadie más que tú me ha besado o me besa en la nuca. Mi vestido blanco termina en el suelo, y reconoces la ropa interior al instante. Te lo has puesto, me dices. Sí, contesto, y dedicas largos minutos a quitármela,  no tienes prisa. Y yo no dejo de pensar, como me hubiera gustado esa calma, en otro.
Soy tu musa y tu diosa, así me llamas,  y yo, sonrió, aunque no me siento como tal.  Tu placer es darme placer a mi, no he de hacer nada, sólo, dejarme hacer. Por una vez es también un alivio no pensar que hago para complacer, porque para conseguirlo sólo he de dejar que me complazcan.
No dejo de pensar, cuanto me hubiera gustado que otro se hubiera dedicado a mi, así.

Dos horas pasan rápido. Dejo que me ame, dejo que me hable, uso con él mi arma más secreta, mi silencio, nunca ha podido resistirse a él.

Eres una mujer para amar en las sombras, me dices.
Muy adecuado, pienso yo, pero no lo digo, sonrío, y callo.
Y todo va bien.
Sólo tengo un pequeño problema, comparo, y además, no dejo de pensar.



domingo, 19 de agosto de 2012

Querida enemiga.

Sólo tú no me abandonas,
y odio tu simple presencia.
Sólo tú respondes a mis palabras,
guardando un eterno silencio.
Lágrimas amargas,
que sólo tu eres capaz de enjugar.
Querida enemiga, odiada amiga.
Solamente, sola, soledad.

Llevo sola todo el fin de semana, sola, sola, sola del todo. Con la casa cerrada a cal y canto para que no entre el calor, para no salir yo. Dejando que el tiempo pase despacio, dejando que las horas agonicen y mueran una a una. Sin querer por una vez que vaya deprisa o que casi se detenga. Dejando que transcurra del todo a su antojo. Por una vez no le he reclamado nada, por una vez no le he pedido tiempo...al tiempo. El teléfono no ha sonado ni una sola vez, en el correo no hay letras en negrita ni sobrecitos cerrados que indiquen que tengo algo nuevo sin leer. Lo que haya sentido o pensado lo he masticado, sola. Siempre he sido buena en eso, sólo que es un deporte que había dejado de practicar. Pero es como montar en bici, nunca se olvida. Soy mi peor enemiga y mi única amiga. Nadie puede hacerme tanto daño como yo misma, nadie puede consolarme, como yo misma.



martes, 14 de agosto de 2012

De fines y principios... o eso creo.

No he venido por aquí ni de visita. Y no, siento decir que tampoco he visitado a nadie. Ahora me pesa pero... lo hecho, hecho está.
Empecé a escribir, y no es la primera vez que lo digo, porque necesitaba hablar, porque no hallaba con quien hacerlo, porque no tenía con quien hacerlo.
Dejé de escribir porque pensé que había encontrado quien me escuchaba, quien atendía hasta mis más locos desvaríos, la persona perfecta para mí, mi alma gemela, mi igual. Alguien de quien no tenía que esconder nada, ante quien podía mostrarme desnuda y no sólo de cuerpo. Alguien a quien entregué mi alma. Mis palabras fueron suyas, de voluntad propia se las entregué.
Alguien que ahora desenvaina su espada para defender a... a quien sea de mí.
Empeñé mi honor de caballero en una empresa imposible, te amaré pase lo que pase, eso dije, eso prometí.
Luché sin tregua en batallas perdidas de antemano, sacrifiqué mis tropas mil veces, y mil veces se levantaron para seguir luchando por mí, para que yo luchase... por él.
¡Dios mio! ¿Por qué permites que me equivoque tanto? ¿Por qué una, y otra, y otra, y otra vez?.
Regalé mis días, mis noches, mis sonrisas, mis sueños, mis esperanzas, mis caricias, mis besos, y todo el amor que era capaz de sentir. Lo regalé, sin pedir mucho mas que migajas.
Y cuando he reclamado las sobras que pensé que me pertenecían....
En fin... cuelgo la cota de malla, dejaré que mi espada se oxide, mi montura ya no descansa en las cuadras, ya no tengo honor alguno que salvar, ya no siento que haya de salvarlo.
Se acaban mis vacaciones, malas vacaciones en las que por desgracia no he podido ni siquiera desconectar del lugar en el que trabajo, cosas de la salud..
En cambio creo que he vuelto a conectar con alguien... o es eso... o simplemente busco quien me haga olvidar. Siempre ha dicho que me ama, a su manera, y conozco su manera de amarme. No pide y no pido, nada que interfiera en nuestras vidas, sólo encuentros, breves, muy breves algunas veces. Y al amor, el suyo por mí, a su manera, el mío... para darle el mío tendría que enamorarme de él, y no es el caso que de ahora en adelante, nos ocupará.
Y... desde luego, volveré a escribir.

sábado, 30 de junio de 2012

Dichoso verano....

El verano ya está aquí, con su calor, con sus vacaciones, con sus cierres de camas en los hospitales...
Esto último me fuerza a deja de trabajar con mis compañeros habituales, me fuerza a hacer este año lo que empecé a hacer hace más de veinte, dar descansos y vacaciones por todo el hospital. A la vejez viruela. Cuando yo empezaba alguien de mi edad actual, con mis años de "servicio", era alguien a quien se respetaba y a quien no se movía de su puesto así se juntase el cielo con la tierra. Conseguir ese estatus era lo que las novatas soñábamos, para eso había que esperar, trabajar, callar, aprobar las oposiciones, firmar tu plaza fija, tener veinte años mas, y por fin...
Y por fin llega ese día y te encuentras que con los recortes, con la crisis, con el ahorro, te has vuelto a convertir en el último peón, una ficha más que se mueve de acá para allá, fácil de sacrificar.
Y lo que molesta no es que te cambien el lugar de trabajo, que te cambien los turnos y ya no descanses cuando pensabas, puedo hacer mi trabajo igual de bien. Lo que molesta es que ni siquiera te informen de todo eso, que te encuentres de la noche a la mañana subrayada de amarillo en la planilla, y que eso signifique que has de liar el petate para ir donde te manden.
Hoy en ese aspecto, vuelvo a tener sólo veinte años. Lástima aparentar veintidós más.
Perdón, veintitrés.

miércoles, 20 de junio de 2012

El espejo del alma

Las felicidad de uno suele pasar por la infelicidad de otro, o al menos porque el otro deje de pensar que puede alcanzar esa felicidad, que en realidad, no suele siquiera existir.

Tienes los ojos tristes, me dijiste. No, no los tengo, cómo iba a tenerlos si estoy contigo, te dije.

Tengo triste los ojos, el corazón, y el alma. Estás conmigo y me hablas de amor, y yo, yo, sigo diciéndote que tú felicidad es lo que importa, que es lo que me importa porque te quiero. Y ni una sola vez has preguntado por la mía, ¿Por qué si tú me quieres, como dices, también habría de importarte, no?
He atado mis pies al suelo para no volver a soñar jamás, para jamás volver a tener ilusión ni esperanza alguna. Le he cortado la alas al amor que sentía, que siento, y herido de muerte se sabe agonizante. Lucha por agarrarse a la vida, y esa vida, eres tú cariño mío. Tu felicidad pasa por que yo no lo sea, tu felicidad pasa por que yo desaparezca de tu vida, no temas, poco a poco lo estoy haciendo.
Y tú, no te darás ni cuenta, sólo sospechas algo cuando me miras a los ojos, cuando en ellos puedes entrever; mi alma.

viernes, 15 de junio de 2012

Corazones rotos.

Tus palabras me rompen el corazón.
Mis palabras le rompían el corazón.
Recogí como pude los trocitos del mío, y volví, dispuesta a perder hasta la última gota de mi sangre, hasta perder mi misma vida, por reparar el suyo.
Sé que soy la única solución a mis problemas, el único bálsamo para mis heridas, que soy lo único que necesito, que me basto, me bastaría yo sola para poner cada cosa en su sitio.
Siempre he dicho que soy mi peor enemigo.
No sé si sufre, pero no soporto ni siquiera pensar que lo hace. No sé si sabe que sufro, pero no quiero ni siquiera que piense que lo hago.
Arranqué de raíz todos mis sueños, arrasé con fuego la tierra donde crecían y la sembré de sal para evitar que nada vuelva a brotar. Destruí con saña cada ilusión y cada esperanza, me sentí fría y sin vida.
Y no fui capaz, de romperle el corazón.


Lady Tea, gracias, gracias de corazón por tu ofrecimiento. Lo tendré en cuenta.




miércoles, 6 de junio de 2012

Loca, ilusa... ¿Qué más?

Durante casi dos años he vivido de mis sueños. Soñaba y soñaba sin parar, sin querer parar, así evitaba la realidad. Cuando esta amenazaba, yo, soñaba más aun, aplastándola bajo capas, y capas, y más capas de sueños.
Esta mañana desperté temprano, busqué como cada día aquello que me hacía soñar, las palabras del hombre al que amo, porque sería ridículo hablar de él ya en pasado, y la realidad, esa que llevo evitando casi dos años, estaba ahí. Cruel y despiadada, envuelta aún  en palabras cariñosas, pero riéndose de mi, sabiendo que esta vez me ha vencido. Es tan cruda que no hay manera de camuflarla, no hay sueño que sea capaz de disimularla, no hay sueño que haga que piense que no existe. Una vez hablé de que un día sin avisar aparecieron los imposibles. He fingido durante casi dos años que puedo con todo, incluso que esos imposibles no me afectaban, he luchado en silencio, sin levantar ruido alguno, creyendo como una niña en los cuentos de hadas. Entregándome en cuerpo y alma al hombre al que amo, sin negarle jamás nada, queriendo dárselo siempre todo. No, hoy tampoco diré que la culpa haya sido suya, he sido yo, la ilusa que creyó en el amor.
El amor no es el guerrero osado que yo pensaba que era, no es valiente, ni es capaz de nada, se rinde sin luchar, es un ser débil sin fortaleza alguna.
Sólo espero que su vida esté tan llena de felicidad como él ha soñado.
Una vez en una película dos adolescentes hablaban sobre la manera de dejar al chico que ya no les gustaba. Una de ellas decía que hablaría con él cara a cara para decírselo, la otra la llamó loca diciendo que cómo se le ocurría, que donde de estuviese la "calidez" de un sms o de un email, que se quitase el cara a cara.
Cuanta razón tenía....

jueves, 24 de mayo de 2012

Jo La Loca.

Si, definitivamente es locura. Nadie que no esté loco podría mantener una esperanza así. Sí, loca, loca del todo.
Loca por ti, por lo que eres, por lo que me das, porque te amo, y en esta locura mía siento que tú sientes lo mismo  por mí. Ya sabes lo que pienso de los locos sin son felices, no me saques de mi error si es que lo estoy cometiendo.No me devuelvas jamás la razón, no podría vivir cuerda pero sin ti. De tanto imaginarte ya no distingo entre fantasía y realidad. Ya no sé si ayer estabas en mis brazos o sólo lo he imaginado. Ya no sé cuántos de tus besos son reales y cuántos no son más que un sueño. Ya no sé si existes o eres sólo algo que he idealizado, algo que he inventado. Producto de una imaginación cruel. Sí amor mío, tengo como tú quieres que tenga lo que merezco. Quererte, amarte cómo si la vida me fuese en ello, y estar condenada a no tenerte. Este es mi infierno, mi locura, mi castigo... y mi única felicidad.

domingo, 20 de mayo de 2012

Querer o no amar, esa es la cuestión.

-Yo, yo no siento por ella esta pasión...
 -¡No! No hablo de esta parte, hablo de amor, ¿A quién amas?
 - Supongo que si estoy con ella es porque la quiero.
 - Yo sé distinguir perfectamente entre querer y amar.
 - ¿Y si dentro de veinte años ya no te quiero?.
 -Dentro de veinte años esta parte física entre nosotros probablemente cambie bastante. Puede que como dices no me quieras, pero puedo asegurarte que a quien no querrás dentro de veinte años es a ella.

 Bien, metí la pata hasta el corvejón, lo sé, y no me importa.

 De lo que tengo miedo es de tu miedo. (William Shakespeare)

sábado, 5 de mayo de 2012

Con el valor que da el amor.

Pregunté. Envalentonada quizá por la oleada de orgasmos de un instante antes. Envuelta en tu abrazo pensé que te habías rendido a mí, y pregunté. Si tuvieras que elegir, si alguien te preguntase, si no tuvieses que sentir miedo a tu respuesta. Se sincero, no me enfadaré, si alguien quisiera saber a quién amas ¿Qué contestarías?

sábado, 14 de abril de 2012

Sólo ahí quiero estar

En ese abrazo tuyo está mi lugar. Justo en ese espacio entre tus brazos, sólo ahí me siento en casa. Sólo cuando me abrazas siento que he llegado, que no he de esperar ni un minuto más, que puedo descansar, que estoy a salvo. Me sostienes, y no he de luchar para mantenerme a flote. Me abandono a ti, a tu seguridad. Respiro, y recupero el aire que me ha faltado durante tanto, tanto, tanto tiempo.
Mi corazón me niega la vida; porque tú no estás en ella.

jueves, 29 de marzo de 2012

Marzo ventoso.

El viento está empeñado en secarme el alma. Aúlla al otro lado del cristal, dispuesto a asolarlo todo. Quiere tirar de los arboles, que bracean queriendo aferrarse... ¿a qué?. Levanta la tierra reseca hasta llenar con ella los ojos llorosos. Hace que todo se incline a su paso, a sus pies. No hay rincón que no domine. Que triste me ha parecido siempre el viento, tan solo, que silba, ruge, grita, buscando atención. Y cuanto más porfía, con mas ganas le damos con la puerta en las narices. Lo cerramos todo a cal y canto, para no oírlo, para no sentirlo. Él sigue ahí, justo ahí, fuera, esperando la más minina rendija, el más pequeño resquicio, para colarse dentro. Está al otro lado del cristal, pidiéndome que salga, dice que sólo quiere entretenerse un rato, en levantarme la falda y en enredarme el pelo.

martes, 13 de marzo de 2012

Y en la noche fría...

Y en la noche fría de invierno, con la luna llenando de plata las hojas del verde olivo, con el hielo de la escarcha cubriendo la tierra del olivar, se oye, el crujir de sus pasos al caminar.
Con la cabeza gacha y sin rumbo fijo, un paso tras otro sin detenerse, no sabe hacia dónde camina,sólo sabe que no quiere, que no puede, que no debe parar.
Lágrimas le queman el rostro, ¡Y como duelen! las que aún están por derramar.
Ni una sola vez ha vuelto la vista atrás, ¡Ni una sola!.
El corazón le golpea con fuerza en el pecho,galope de caballo desbocado que nadie monta.
Lucha sin vencedores ni vencidos, sólo alguien que marcha, con el alma rota.
Y en la noche fría de invierno se alejan sus pasos, haciendo crujir la escarcha que cubre la tierra; del olivar.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Desilusión.

He perdido la ilusión.
Sé que dicho así parece una tontería, y a mi edad... qué más da cuantas ilusiones se puedan conservar. Ahora mismo no tengo ninguna, nada, no hay nada que me haga la mas mínima ilusión. Creo que el ser humano se alimenta también de sueños y esperanzas, de puras ilusiones. Que eso lo mantiene en pie en los momentos duros. La ilusión de que aquello que espera suceda, sea lo que sea, desde vencer una enfermedad a encontrar trabajo, lo que sea, cualquier cosa que se pueda llegar a imaginar.
Sólo tenía una, y creo que no tengo que explicar cual era, y bueno, no es que haya cambiado nada, y quizá precisamente sea por eso porque no ha cambiado nada. Porque yo esperaba que sucedieran cosas, no ahora, no mañana, ni siquiera el año que viene, mis esperanzas y mis ilusiones estaba puestas en... algún día. Y él dijo que no lo esperase. No me ha dicho que no me quiere o que no desee verme, sólo que, no espere nada.
Ni siquiera creo que lo dijese con mala intención, pero ha sido una bofetada cruel de realidad, y sé, que no sabe siquiera que me la ha dado.
Matando mi ilusión me ha roto el corazón.
Se resquebraja, todo se desmorona poco a poco a mi alrededor, y él, ni siquiera lo sabe.
Matando mi ilusión han muerto mis ganas de luchar.
Yacen en ese campo imaginario de batalla, donde tantas y tantas hemos librado, donde incansable me he repuesto una y otra vez, ahora...ya no hay motivo para batallar.
No sabe lo que ha hecho y... no puedo decírselo.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Malos tiempos...

¡Y a ti qué más te da!
Hablábamos de diagnósticos médicos, de lo malos que estaba siendo últimamente para gente que conocemos, para gente con la que trabajamos.
Sí, lo dije, dije que prefería morir a vivir sabiendo que sólo me esperaba una muerte segura, lenta, dolorosa, y segura.
Sí, lo dije, y sé que puede llegar el día en que me enfrente a algo así, tal vez como castigo divino por mis palabras, y no tener los cojones suficientes para acabar conmigo misma. Sí, también dije eso.
Que mujer esta.... dijiste, con cara de pensar que no digo más que tonterías.
¡Y a ti qué más te da! te dije.
Qué te importa, qué puede importarte, qué más te da, qué más te da...

miércoles, 15 de febrero de 2012

Los cuentos de Villanueva del Torrente Seco II

Al cuarto día, Cándido no tuvo otro remedio que sacar las cabras del corral y llevarlas al monte. Si las dejaba allí morirían de hambre, porque ya se habían comido el poco pienso que el pastor guardaba. Sabía que llevarlas bajo la lluvia calle arriba no iba a ser tarea fácil. Al pasar por la puerta de Mariana, sintió más que nunca que no dejase de llover, así no había quien barriese la puerta, y ese día, al igual que los anteriores, no podría preguntar por el amigo de su padre, que Dios guarde en su gloria. Miró de reojo la puerta cerrada y no se detuvo ni a liar el cigarro, además, con tanta agua no iba a poderlo encender. Entonces, para su sorpresa, la puerta se abrió y asomó una Mariana que parecía vestida para ir a misa, toda de negro y con la mantilla cubriéndole el pelo. Sobresaltado Cándido se acercó y habló.
-¡Dios mío! ¿Se ha muerto tu padre?
- Sigue igual, en la cama, con sus dolores, pero él dice que de hoy no pasa. Me ha dicho que me preparase, por si luego con el disgusto no doy con los trapos negros, y además, quiere que entres. Iba a salir a buscarte, cuando mi padre ha oído el cencerreo de tus cabras- dijo la muchacha alargando aquel día su respuesta habitual.
-¿Quiere que entre?.Pero si estoy chorreando- dijo el pastor sorprendido.
- Lo mismo da. ¿No le irás a negar su última voluntad a un moribundo, verdad?
Cándido no dijo nada más, hizo un gesto a Canela que lo esperaba al final de la calle, y el animal obediente, toma el mando de las cabras que bajo la lluvia continúan el camino con calma, casi indiferentes a los ladridos del animal.
Escurriendo agua entró en la habitación de Justo al que no veía desde que era un niño. Lo recordaba joven, alto y robusto. La extraña enfermedad que lo mantenía en cama parecía haberlo hecho menguar, por encima del pantalón le sobresalían los huesos de las rodillas por su extrema delgadez. Peinaba hacia atrás los pocos cabellos blancos, y un sin fin de diminutas arrugas le surcaba el rostro, sólo sus ojos, parecían jóvenes y realmente vivos. Estaba tumbado en la cama, recostado sobre unos almohadones. Había velones encendidos como si fuese el día de los difuntos, y el enfermo, llevaba puesto su mejor traje, no quería darle a su hija el mal trago de vestir a un muerto. El joven, estrujaba la gorra empapada que se había quitado al entrar. Mariana no solía ver el ensortijado pelo castaño de Cándido, y no pudo evitar mirar como se iba rizando con la humedad. Justo carraspeó para llamar su atención, y la chica, bajó la vista ruborizada.
- Niña, coge el paraguas y vete a buscar a Don Ángel- dijo el enfermo con apenas un hilo de voz.
- Pero padre, está lloviendo a cantaros, el cura ya estuvo aquí hace dos días, creo que...
-¡Haz lo que digo!¡Que me muero y quiero confesarme!- dijo su padre interrumpiéndola
La muchacha salió corriendo sin decir nada, sorprendida de pronto por la energía de su progenitor. Cuando se quedaron a solas Justo pidió al muchacho que mirase por la ventana, y se asegurase que Mariana salía a buscar al párroco.
- Llevo todos estos años, viendo como cada mañana te paras a hablar con mi hija- dijo Justo comenzando a hablar- y me gustaría saber que intenciones tienes para con ella.
- Yo.. verá usted... me paro a preguntarle por la salud de usted... unas palabras cruzamos nada mas- dijo Cándido haciendo gotear la gorra, de tanto estrujarla.
- ¿Y nada más?. Mi hija anda todo el día, escondiéndome unos papelitos doblados que guarda en el bolsillo del delantal. En cuanto me cree dormido, o en cuanto se desocupa, los saca para leerlos. Mas de diez, le he contado sin que se diese cuenta. Papeles como esos que asoman medio mojados del bolsillo de tu chaqueta- dijo Justo señalando con el dedo el lugar- ¿No sabrás tú algo de eso? ¡Habla mozo!...

viernes, 10 de febrero de 2012

Los cuentos de Villa Nueva del Torrente Seco.

Cansada como estoy de mi misma,de subir y bajar, y acabar siempre en el mismo sitio...
Pensé por un momento en dejar este lugar, marcharme tan silenciosamente como llegué. Para no hablar durante un tiempo de mis "penas de amor", que a fin de cuentas no tienen miras de acabar, y que será como... dejar de ver una telenovela unos días, en cuanto ves un capítulo ya estás al día porque todo sigue practicamente igual, pues... he pensado en ir dejando algunos cuentos que hace tiempo escribí. No son más que cuentecillos sin importancia, sin mucha miga, y del todo predecibles, no creo ni que os mantengan intrigados por ver que pasa. Serán algo así como... un intermedio.
Os dejo durante unos dias al menos, con los "anuncios".


Ni los más viejos del lugar recordaban, que hubiese llovido nunca dos días seguido en Villa Nueva del Torrente Seco. Aquellas semanas de lluvias constantes serían durante años dignas de rememorarse. Y justo en mitad de aquel aguacero sucedió algo que hizo que las comadres hicieran cuentas en el almanaque, para que nadie, pudiese engañarlas.
Cada mañana Cándido, el pastor, pasaba por la puerta de Mariana camino del monte. El padre de la muchacha y el de Cándido, que Dios guarde en su gloria, hicieron juntos el servicio militar. Y con la excusa de preguntar por la salud del padre, el joven, se entretenía todos los días unos minutos con la hija. Mariana, que a esa hora siempre andaba barriendo la puerta, dejaba la escoba y contestaba.
- Sigue lo mismo, en la cama, con sus dolores.
Frase repetida cada día, y a la que el pastor, como siempre, contestaba con un apesadumbrado movimiento de cabeza. Después liaba un cigarrillo, distrayendo los ojos con el escote de Mariana. Ella, cuando se daba cuenta, se abrochaba algún botón más de la camisa y cruzaba los brazos delante del pecho. Y eso, a ojos de Cándido, no hacía sino aumentar el tamaño de aquel sugerente canalillo. La conversación era siempre breve, en cuanto el cabrero había liado el cigarro, sacaba el chisquero del bolsillo de la chaqueta, lo encendía y le daba una calada. Luego, a modo de despedida, se llevaba dos dedos a la visera de la gorra y sin decir ni una palabra más, seguía su camino. Para entonces las cabras lo habían adelantado un buen trecho, conocen el camino y Canela, la perrita que lo ayuda, cuida que ninguna se salga de la vereda
Mariana lo veía marchar, es alto y no mal parecido. Aunque lleva las ropas gastadas siempre va limpio, cosa que no suele ocurrir en un hombre soltero y con aquel oficio. Incluso algunas mañana le parece que el pastor huele a agua de colonia, en lugar de a cabra. Lo oía silbar a la perrita, que acudía a su lado contenta, y él, se agachaba para acariciarla detrás de las orejas.
Justo, el padre de Mariana, llevaba en cama más de cinco años. No padece enfermedad alguna, o eso dicen los médicos, pero los terribles dolores que sufre no lo dejan abandonar el lecho. La hija, a la muerte de la madre, se vio obligada a cuidarlo. Eso alejó a los mozos que la pretendían, porque la primera condición de Justo para consentir en el casamiento, era que la chica no podía dejarlo, marido sí, pero padre también. La idea de compartir a tan buena moza, y quizá, quien sabe, con el tiempo tener que cuidar también del padre, no atraía a los muchachos. Ese era el motivo de que Mariana, hermosa como ninguna en el lugar, siguiera soltera y con riesgo de quedarse para vestir santos si Justo no se moría pronto.
Cándido nunca tuvo novia conocida en el pueblo, las malas lenguas decían que con las cabras tenía consuelo suficiente. Él, ajeno a las habladurías, pasaba los días sentado bajo una encina en lo más alto del monte, con la compañía de Canela, soñando con descuidados botones de camisa y escribiendo en hojas arrancadas de una vieja libreta. Ya de niño le gustaban las letras, pero la pobre condición de sus padres, hizo que no tuviese más escuela que la del pueblo y tan sólo durante los primeros años. En cuanto tuvo edad de cuidar de los animales, lo enviaron al monte. Después su padre, que Dios guarde en su gloria, los dejó a él y a su madre, que no tardaría mucho en dejarlo también. En aquellos pocos años de colegio, compartió pupitre con Mariana, y desde entonces andaba prendado de ella Cándido. La niña de gruesas trenzas, era ahora una mujer de largos cabellos oscuros como noche sin luna, y ojos verde aceituna. Aquellas ropas que usaba, y que debieron ser de su madre, eran al menos una talla más pequeña que la suya, y dejaban entrever más de lo que el pastor podía soportar sin perder la compostura. Por eso casi no cruzaba palabra con ella, pero dejaba hablar a sus ojos por él.
Justo veía por la ventana cada mañana el ritual de Cándido y Mariana, y si bien no estaba del todo seguro de los sentimientos de la muchacha, lo estaba sin asomo alguno de duda sobre los del hijo de su viejo amigo. Como no tenía otra ocupación, sólo la de pensar, pasaba los días urdiendo planes, para el futuro inmediato de su hija.
Llevaba ya tres días lloviendo en Villa Nueva del Torrente Seco. El agua corría por las calles empedradas y empinadas del pueblo, amenazando con hacer que el Torrente Seco, que daba nombre al pueblo, se desbordase. Llovía día y noche, sin un minuto de descanso. Al cuarto día....

martes, 7 de febrero de 2012

Llamadas.

Ayer me llamó alguien que fue... alguien para mi hace casi diez años.
Me pregunto por qué sigue llamándome después de tanto tiempo. Jamás hablamos del pasado, ni de lo que fuimos. Quizá lo hace sólo porque me prometió ser siempre mi amigo. A lo mejor así cree que está cumpliendo su promesa. Cuando hablo con él, soy, bueno, como soy. Algunas veces me parece que quizá pueda ver insinuaciones veladas en mis palabras. En mis.. no me ves porque no quieres, o no hablas en persona conmigo porque has elegido no hacerlo. Hace diez años creí estar enamorada de él, y él, ni siquiera llego a creer que lo estaba de mi. Lloré cuando se acabó, pero sólo porque soy una llorona, lloré por mí, porque necesitaba la atención que de vez en cuando me prestaba. Lo quería, pero no lo amaba, y él, bueno, supongo que me apreciaba. En mi memoria tengo algunos recuerdos, largas charlas, copas compartidas, una gota de champán que recogió de mi cadera con sus labios antes de que manchase la cama, unas pocas noches juntos, en fin... recuerdo alguna de esas cosas cuando me llama, pero nunca me atreveré a preguntar que es lo que él recuerda o por qué sigue llamando.

sábado, 4 de febrero de 2012

Cosa de dos.

Nunca me ha mentido. Nunca me ha prometido que iba a cambiar su vida por mí. Fui yo, la que pensó que quizá por amor...
Soy yo la que cree en cuentos de hadas, yo, la que se los escribe. Soy yo la que cubre con palabras sus ausencias. Él lo sabe, incluso me lo dice, todo esto se mantiene porque eres muy tolerante conmigo, eso dice. No, le digo, se mantiene porque te quiero. Culpa de mi obstinación al amor que siento si quieres, no a mi buen carácter. Tengo un genio de mil demonios, un genio que el domina con tan sólo una sonrisa. Son muchas las veces que pienso que el día en que haya de olvidarle, habré de odiarlo o no podré hacerlo. Para olvidar hay que dejar de recordar, y él, ahora, es mi único pensamiento. Sí, lo sé, ni siquiera se lleva estar tan enamorada, lo sé, soy una anticuada. Sé que no me prometió cosa alguna, sé de la manera que me ama, sé que vuelve a mi una y otra vez porque necesita lo que tiene en mi, el amor, o la manera en que lo siente cuando está conmigo. Estarías mejor sin mi, le dije, mucho más tranquilo. Pero sabes qué, te faltaría una cosa, te faltaría yo. Algunos días él también reniega de mi, también quiere acabar de una vez con todo esto, pero... tantas veces como renuncia a mi, tantas otras que me da la razón en eso de que... le falto yo.
Aguanto porque lo amo, aguanto, porque él también aguanta.
Y sí, sé que esto es vivir en una montaña rusa que nos tiene, no sólo a mi, arriba y abajo, que nos marea y que podríamos bajarnos en cuanto uno de los dos quisiera. Sin embargo, ninguno de los dos somos capaces de renunciar a lo que sentimos, al menos, no de momento.
Llevamos este amor enraizado dentro de nosotros, debería ser fácil dejarse llevar sólo por él.

jueves, 2 de febrero de 2012

.....

Mi única arma es resistir, y cada día, al amanecer, descubro desertores en mis tropas, en esas que han de aguantar hasta que la fortaleza caiga.
Quizá se ha corrido la voz entre ellos de que yo, su comandante en jefe, sé que la fortaleza jamás se rendirá a mi, que jamás seremos conquistadores de esa plaza, que nunca pasearemos por sus calles victoriosos.
Batalla tras batalla, inútiles todas ellas, vuelvo a planear nuevas estrategias. A quién quiero engañar, ideo mil y una estratagemas que luego no me atrevo a llevar a cabo. Moriría desangrada en el campo de batalla, y arrastaría conmigo a mis valerosas huestes, y aun así, no conseguiría nada. No, no tiene sentido pensar que a lo mejor con el buen tiempo conseguimos avanzar. Miento, como Penélope, que deshacía lo tejido durante el día amparada por la noche, y así ganar tiempo en espera del retorno de su esposo. Miento, arengo a esos bravos soldados, los hago creer que avanzan, que ganan puestos, que el fin está cada día más cerca, y durante la noche, sin que se den cuenta, los hago retroceder justo hasta el lugar donde han estado desde el principio. Parece que ya no los engaño, sólo sigo haciéndolo conmigo misma.
Inicié esta contienda sabiéndome perdedora, pero creyendo que al menos podría plantar cara el enemigo y luchar por lo que quería. Decidí no hacerlo, sólo, esperar. Elegí una muerte lenta, en lugar de una digna en el campo de batalla.

domingo, 29 de enero de 2012

Un ¿cotilleo?.

Ni tú ni yo sabemos cuando empezó todo esto realmente. Debía hacer meses, quizá incluso años, que nos mirábamos en la distancia, que buscábamos el uno la compañía del otro, y al menos yo, no entendía muy bien el por qué, no le ponía nombre a aquel sentimiento, porque aquello entre tú y yo simplemente no podía ser.
Pusimos una fecha concreta a partir de la cual contar, en ella fechamos nuestro aniversario. Siempre dije que para no poder celebrar ninguno fui muy ambiciosa, y quise tener dos. El de nuestra primera cita a solas, y del nuestra primera noche juntos. Nuestro amor vio la luz una mañana de principios del mes de Agosto, aquel día dio sus primeros pasos. Y dijo su primer te quiero una noche, de tan sólo unos días después. Y fíjate lo grande que está, como ha crecido, cuanto ha caminado desde entonces. No pudimos celebrar su primer año, y es posible que con la llegada del próximo verano, tampoco podamos celebrar el segundo. Es robusto y fuerte, sano, alegre, nos da quebraderos de cabeza, nos hace desesperar, y a mi sobre todo hay días en los que incluso me hace llorar, pero me compensa verlo crecer. Porque pese a todo hay días en que crece, días en que da un estirón enorme, se vuelve tan grande que da casi miedo no poderlo controlar. Vernos obligados a esconder algo tan hermoso, algo tan tuyo y tan mío, tan nuestro, no lo merma. Tú te asustas más que yo cuando ves como avanza, aunque quizá a mi me envalentona tu cobardía. A ti te asombra que llevemos así tanto tiempo, y creo que a mí, algunas veces, me asombra aun más.
Tiene todos los ingredientes para que sea un amor excepcional, y a la vez tiene todos los inconvenientes para hacerlo fracasar.
De momento... mantenemos el equilibrio.

viernes, 27 de enero de 2012

Al amanecer.

Acabo de agradecerte los besos que no me das, y la cama que no me calientas. Agradezco la intención, eso te he dicho.
Los momentos Lady Halcón cada día me sientan peor, veo que no habrá eclipse que nos libre de la maldición.
Dije una vez que el nuestro era un amor más de almas que de cuerpos, que no necesitábamos tocarnos, ni vernos, para amarnos. Cada día que pasa necesito más que ese amor sea algo tangible, que no parezca que me lo imagino todo, que no me de la sensación de no saber distinguir entre lo que sueño y lo que vivo en realidad. Cuando te veo en esos breves momentos al amanecer, cariño, eres un extraño para mi. Dónde está el hombre que me besa, el que me dice que me ama, el que me abraza durante minutos interminables. Dónde está el hombre que me hace el amor con una pasión arrolladora. Me desespero buscándote en tus ojos. ¿Estás ahí?
Algunos días, algunos días, de verdad qué no sé, qué demonios estamos haciendo los dos.

viernes, 20 de enero de 2012

¿ Qué te apuestas?

He asumido el riesgo de que mis sueños jamás se cumplan.
¿Qué puedo perder? No tengo nada.
El sentimiento es fuerte, recio, sano, y tiene ganas de vivir. De momento es con lo único que cuento.
Él se ensombrece, porque se siente culpable ¿De qué? pregunto yo. Y volvemos a la eterna discusión de qué no me da lo que debería, y me callo la pregunta ¿Pero de verdad querrías? Lo pinto todo del rosa más pastel que sale de mi imaginación, lo endulzo con las palabras mas azucaradas que soy capaz de encontrar. Dibujo sonrisas, regalo abrazos, y todo el amor que soy capaz de dar, y él, se vuelve a iluminar. Mi única arma es ese amor, esa esperanza, esa paciencia. Apuesto mis sueños a un sólo numero, todos sin excepción, cruzo los dedos y espero. ¿Demasiado riesgo? Quizá, pero si tengo suerte, tendría mucho que ganar y poco que perder, los sueños siempre se pueden reemplazar por otros. Es de humanos soñar.
Y el amor, ese sentimiento, si es tal y como creo, nunca se perderá.

miércoles, 18 de enero de 2012

De lo mucho y de lo poco.

Te ha dolido saber, según tú, que espero poco de ti.
Amor mío, ¿No es eres tú acaso el que dice que no puede darme más?
Poco, poco, yo, que aún tengo puestas mis esperanzas en que abras los ojos y me veas. Yo, que me voy cada noche a la cama rogando a quien haya que rogar, que no dejes de amarme. Que despierto cada día susurrando un te quiero que nunca oyes. Yo, que sigo esperando, esperando, esperando, esperando, esperando. Piensas que espero poco de ti, porque sabes que no vas a darme nada de lo que de verdad espero. Veo a través de la venda que ha puesto el amor en mis ojos. Nada esconde la realidad para mi, nada la tapa, nada la disimula, y sigo aquí. Te enfadas conmigo y dices...yo quería verte esta semana. Y me aguanto las ganas de poner los brazos en jarras y contestar con chulería algo cómo... qué pasa, ¿que ya no quieres?.
No, yo no espero poco, sigo esperándolo todo, todo de ti

domingo, 15 de enero de 2012

Sin cambios.

El año avanza, ya vamos por la mitad del primer mes, enseguida será primavera. No tardará demasiado en comenzar a olerse por las mañanas, en cuanto dejen de amanecer helados los campos, pronto. Las lunas llenas se van sucediendo una a otra, y ninguna nos sorprende juntos, quizá el año que viene dijiste, quizá en primavera te dije. Me echas de menos, y de noche mucho más dijiste, de noche todo se agudiza más, y a pesar de ser tú quien confiesa tales cosas, la luna sigue sin encontrarnos juntos. La miro blanca y redonda desde mi balcón, como una Julieta que a la que se le ha pasado del todo el arroz, esperando a un Romeo que nunca supo trepar por los balcones. El frío de las noches hiela mi alma, y sólo tus besos son capaces de romper la escarcha. Menos mal que enseguida, comenzara a olerse... la primavera.