domingo, 31 de octubre de 2010

Sólo palabras...

Hace mucho que no venía por aquí, supongo que nadie me ha echado de menos. Aún recuerdo cuando en mi antiguo blog, siendo otra, echaban de menos mis palabras, o tal vez simplemente mis desventuras, en fin..
Un problema familiar me ha mantenido, y me mantiene, muy ocupada. Tanto que no he podido terminar el taller de poesía erótica, pero tampoco allí me han echado de menos...
Te lo conté, y tú, queriendo ser respetuoso y no atosigarme(eso dijiste) te alejaste lo suficiente para no molestar. Te sorprendería quizá saber que puede que haya confundido tu excesivo respeto, con falta de interés por mi y por lo que sucedía a mi alrededor. A él, lo encontré raro y así se lo dije, no seas frío conmigo, entiendo que no sabes muy bien que decir, pero quiero saber que sigues ahí, eso fue lo que le dije. Él no se alejó, pero se sentía triste de no poder hacer nada, ni el lugar ni las circunstancias ayudaban y yo lo sabía. Poco a poco todo vuelve a la normalidad. Tú sigues... lejos, y él, cada vez más cerca.
He terminado mi "libro de relatos", pero no me atrevo a que nadie lo lea. Bueno, me he aventurado con mi hermano, a él le han gustado, pero no soy capaz de dejárselo leer a nadie más. Son sólo historias sin importancia, cosas que pienso, que imagino, que siento, quizá son tan mías, soy tan yo en esas palabras, que por eso me asusto. Y de todas maneras que más da, son sólo palabras...
En fin... pronto recuperaré la para mi sana costumbre, de vaciar un poco mi cabeza, otro poco mi corazón, y una pizca de mi alma aquí, dejando salir unas pocas de esas poco importantes palabras...

jueves, 14 de octubre de 2010

Se me olvido...

Le asusta que lo quiera, y lo entiendo, yo sentí ese mismo miedo, pero me apena. Después de nuestra primera noche juntos, yo misma le envié un párrafo de un libro que resumía a la perfección nuestra situación.
Justo ahí, en ese párrafo, en ese libro, guardé la flor que él me regalo el otro día.

"Nunca, nadie me había amado así. Con esa suavidad tan dolorosa. No sé vivir sin ti..., ¡y no puedo tenerte!. A menos que escapemos de la vida, a menos que huyamos del mundo para encerrarnos y arrancarnos las entrañas hasta morir de amor; el único futuro que nos queda es el presente".

Se me olvido, por un momento... llegue a olvidar...

jueves, 7 de octubre de 2010

Por casuadlidad

El destino, la bendita casualidad, hizo que me encontrase ayer con él. Yo huía, literalmente, de mi casa, y él, apareció cual caballero andante al rescate justo cuando doblaba una esquina. Cambiar mi plan de paseo sola, por paseo con él, fue sencillo. Una conversación agradable, aguantar las ganas de besarnos, y alguna caricia mal disimulada, compusieron nuestro tiempo.
Tengo muy poco lugar en tu vida, le dije, tampoco yo lo tengo en la tuya, dijo él. Negué con la cabeza, sin pronunciar palabra alguna. ¿No? dijo él, y entonces le hablé de Rebecca, y le pedí que no me hiciera hablar, que al igual que ella yo aún no había aprendido. Él no insistió en saber, pero no puedo olvidar sus ojos mientras me oía hablar, como si de verdad ese pequeño pasaje en un libro, y mis palabras al explicárselo fuesen algo... maravilloso. Pasamos el rato haciendo planes probablemente imposibles de llevar a cabo. Queriéndonos con los ojos, besándonos en cada mirada, sabiéndonos juntos. Como recuerdo de ese tiempo breve, guardo una flor, un pequeño regalo que crecía junto a una vieja encina. Me sentí tan joven ayer, mientras la colocaba con cuidado entre las páginas de un libro... tanto... tanto...

martes, 5 de octubre de 2010

La vida sigue igual...

Tú decías que sería yo quien me cansaría de ti. He estado un poco cansada, de todo en general, pero no de ti en particular. Es cierto que te he desatendido, pero es justo así como me he sentido muchas veces. Y no es que precisamente alguien este prestándome mucha más atención, no, para nada. Sigo estando igual de sola hoy, que hace un mes, o dos, o tres, o un año. Es cierto que ando infantilmente entusiasmada con él, pero recuperaré la cordura del todo, es más, poco a poco él mismo me la hace recuperar. No olvides que también estuve así por ti, y tú me explicaste, me enseñaste, me mostraste, el cómo y el cuando debía amarte, casi me dijiste cuanto debía hacerlo. Ahora, en mi desgana, he dejado de correr rauda a tu llamada, y tú, simplemente pareces haber olvidado que estoy aquí, que sigo aquí, y que de alguna manera la circunstancias son las mismas hoy, que hace un mes, o dos, o tres, o un año. No voy a suplicarte, ni a rogar, ni siquiera derramaré unas pocas lágrimas, para qué. Te di lo que querías, cubrí una necesidad, hice realidad algunas fantasías, serví para un fin. Supongo que volverás, en algún momento, y si lo haces me encontraras aquí, justo donde me dejaste.

Eso si aún recuerdas, como encontrarme.