jueves, 27 de diciembre de 2012

Su sonrisa.

La bufanda le encantó, sí, era para él. Probablemente nunca llegue a usarla, pero eso no importa, él sabe lo que significa, y sabe el amor que he empleado en tejerla. Sabe que mis regalos son siempre así. Le regalé un caleidoscopio para que viese la vida todos los días de colores. Piedrecitas que cogí para él en la playa. Una foto del lugar donde nos vimos por primera vez. Una piruleta para que la compartiese conmigo y supiera siempre a que saben mis besos. Un sin fin de tonterías que le hacen sonreír.
Él también me hizo un regalo.
Dijo que había hecho que estas navidades fueran inolvidables.
Con esas palabras y su sonrisa, ha hecho que las mías... también lo sean.

Gracias por vuestros buenos deseos.

domingo, 23 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD

Siempre lo dejo para el último momento.  Nunca me sale nada bonito para felicitar la Navidad. Yo, que me las doy de "escritora", busco en Internet alguna frase emotiva para escribir las muchas tarjetas que sigue enviando mi madre. Justo mañana garabatearé unas cuantas palabras que enviaré por email, o por eso tan moderno que hay ahora en los móviles. Soy poco navideña, lo reconozco. Creo que lo único que me gusta de estas fiestas es hacer regalos, y este año... no pensé que echaría de menos tanto la paga extra... en fin.. Este año a mis regalos les he puesto mucho amor, hasta he tejido una bufanda...sí... con estas manitas.
Abrazos, sonrisas, besos, ilusiones, y mucho, mucho amor... eso quiero regalar y eso quiero que me regalen, si es que alguien se acuerda de regalarme algo...
En cualquier caso...
¡FELIZ NAVIDAD!
Sed felices, muy felices, disfrutad de los que os quieren y de aquellos a los que amáis.
Un beso enorme.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Ausencia.

La vida es tan incierta...
Hace un par de noches él me llamó. Nunca lo hace, salvo que sea mi cumpleaños y aún faltan un par de meses. Respondí a su llamada perdida, recelosa por lo poco habitual. El tono de su voz no hizo si no inquietarme aún más.
Tengo que darte una mala noticia, eso me dijo. ¿Qué pasa? pregunté yo.
No era una amiga o sí, no sé si  puedo decir eso de ella, pero si una compañera desde hace años, es más, ahora mismo era mi jefa.
Tan solo tenía un año más que yo, acababa de cumplirlos.
Un estúpido accidente de trafico.
Ahora ha pasado a formar parte de esas ausencias eternas.
Ahora todos pensamos.... podría pasarme a mi.
Ahora sentimos que tenemos que vivir cada segundo, disfrutar cada instante como si fuese el último.
La muerte, esa que en nuestro trabajo está tan presente, esa que pasa lista cada día y nos avisa con pequeñas señales para que sepamos a quien se va a llevar, esa presencia oscura que comparte turno con nosotros, nos ha jugado una mala pasada.
En un segundo a segado la vida de alguien que era madre, hija, hermana, amiga, compañera...dejando en su lugar un vacío...una ausencia...
Para siempre.

martes, 11 de diciembre de 2012

Más hace el que quiere... que el que puede

Durante más de dos años le he escrito a diario.
Unas veces contándole algo que he hecho, otras sólo por decirle lo que siento, muchas porque es la única manera de poder comunicarme con él. Durante más de dos años, estuviese o no estuviese en disposición de poder leer mis palabras, le he escrito. He esperado respuestas que no han llegado, he desesperado tratando de leer entre lineas algo que nunca voy a leer, y  leído alguna que otra cosa que nunca hubiera querido.
Hasta hace unos días.
Al menos habían pasado cuatro sin tener respuesta alguna. Sabía que estaba vivo y sano, porque lo había visto, sabía lo mucho que se había divertido haciendo tal o cual cosa, podía imaginarlo haciendo mil cosas que lo ocupaban. Pero llega el momento en que lo que me importa no es lo que hace, si no lo que no hace.
Dejé de escribirle, pensando que echaría de menos mi presencia en su bandeja de entrada inmediatamente.
Paso un día.
Dos.
Y al tercero...resucitó.