jueves, 2 de febrero de 2012

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Mi única arma es resistir, y cada día, al amanecer, descubro desertores en mis tropas, en esas que han de aguantar hasta que la fortaleza caiga.
Quizá se ha corrido la voz entre ellos de que yo, su comandante en jefe, sé que la fortaleza jamás se rendirá a mi, que jamás seremos conquistadores de esa plaza, que nunca pasearemos por sus calles victoriosos.
Batalla tras batalla, inútiles todas ellas, vuelvo a planear nuevas estrategias. A quién quiero engañar, ideo mil y una estratagemas que luego no me atrevo a llevar a cabo. Moriría desangrada en el campo de batalla, y arrastaría conmigo a mis valerosas huestes, y aun así, no conseguiría nada. No, no tiene sentido pensar que a lo mejor con el buen tiempo conseguimos avanzar. Miento, como Penélope, que deshacía lo tejido durante el día amparada por la noche, y así ganar tiempo en espera del retorno de su esposo. Miento, arengo a esos bravos soldados, los hago creer que avanzan, que ganan puestos, que el fin está cada día más cerca, y durante la noche, sin que se den cuenta, los hago retroceder justo hasta el lugar donde han estado desde el principio. Parece que ya no los engaño, sólo sigo haciéndolo conmigo misma.
Inicié esta contienda sabiéndome perdedora, pero creyendo que al menos podría plantar cara el enemigo y luchar por lo que quería. Decidí no hacerlo, sólo, esperar. Elegí una muerte lenta, en lugar de una digna en el campo de batalla.

2 comentarios:

  1. ¿Ves? Fluctúas cada vez, una de cal y una de arena... Ay, Jo.
    Pero no olvides que siempre, siempre está ahí el mejor momento para detenerse; también que siempre, siempre podemos decirnos: "un día más... a ver si cambia algo", la decisión está en nuestras manos.
    Besos, guapísima.

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  2. No se como puedes aguantar tanto, yo ya hubiera desertado duele romper con la persona que quieres, pero mas duele estar toda la vida esperando a que algo llegue y cambie y ves que siempre es lo mismo.

    Mucho Animo.

    Besossssss

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