Y mientras llega ese momento, escribo. Las palabras salen a raudales, como la lluvia caída esta pasada noche. Queriendo como ella inundarlo todo, llegar a todas partes, empaparte de mi. Escribo y reescribo, digo y me desdigo, buscando que sepas lo que siento y evitando que te sientas culpable de ello. No puedo evitar que algunas veces sean apasionadas y ardientes, intentando que recuerdes que sientes cuando me tienes. Intentado que no olvides que sólo yo soy capaz de hacerte olvidar. Intentado que pienses que sólo yo soy capaz de conseguir que no lo hagas. Que durante una hora, dos, tú eres tú, y yo, soy yo, sin ningún tapujo, sin nada que esconder, que tendremos el alma desnuda, que llevaremos el corazón en la mano. Intentando que no olvides que sólo en esos momentos, tú y yo, existimos de verdad. Que estaremos perdidos el uno en el otro, quizá rezando para que nadie, nadie, nos sepa encontrar. Al menos yo lo haré pidiendo a quien haya que pedir las cosas, que cuando pasen esas dos horas... te quieras quedar.
¡Cuanta pasión hay aquí! A raudales...
ResponderEliminarOjalá ese momento llegue. Lo deseo de corazón.
ResponderEliminarUn beso