lunes, 26 de julio de 2010

Momentos así...

Algunas veces las ganas de escribir son tan intensas, que podrías compararlas al más puro deseo carnal. No quieres, no puedes detenerte, dejarte llevar por esa tormenta de sensaciones es lo único que puedes hacer. Es entonces cuando brotan las más puras, las más sentidas palabras. Las letras son barro moldeable en tus dedos, les das forma, creas con ellas a tu antojo. Los labios son los más sensuales, los besos los más dulces, las caricias son cálidas, el calor esta a punto de hacer que se pierda el control. Y con ellas nace el deseo, la pasión incontenible. Los cuerpos se funden, las pieles brillan, los perfumes lo embriagan todo y tu sigues imaginado, capaz de concebir la más cautivadora de las historias. Esa que nadie puede dejar de leer, porque los haces vivir en ella, los haces sentir, haces que anhelen ser uno de esos protagonistas. Y sí, siempre el deseo constante, la vida, el amor, la entrega. Sólo tú y el papel en blanco, el uno deseando llenar al otro con toda su esencia, un baile, una conquista, una seducción. El papel se somete, se rinde a tus palabras, y disfruta de cada una de ellas tanto como tú, buscando la satisfacción mutua. El uno termina lleno, pleno, y tú, te has derramado por completo en el. El corazón te late deprisa, las manos te tiemblan, la criatura que hay ante ti; es toda tuya...te pertenece.


Recibí un correo de un amigo. Me desnuda un trocito de su alma, y yo le desnudo un trocito de la mía. Mostrar lo que escribes es siempre algo intimo, él lo hizo para mi, y yo lo hice para él. Quise explicarle que algunas veces no puedo parar, las palabras salen de mi como si alguien en mi interior las dictase y le escribí esas que están justo aquí arriba. No sé si lo conseguí, supongo que debí esmerarme más, quizá el esperaba que de nuevo mis palabras lo embaucaran, lo embelesaran, por decirlo de alguna manera... lo conquistaran. No hay nada que me guste más que escribir cuando el deseo de hacerlo es fuerte. Es como hacerle el amor a la persona que amas, justo cuando más deseas tomarla y hacerla tuya, cuando la pasión desbordada es totalmente incontrolable. Momentos así, son siempre los mejores...


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