jueves, 20 de junio de 2013

Aclarando, que también es gerundio.

Volvimos a intentarlo, y esa vez, funcionó.
Estuvo conmigo dos horas enteras. ¿Poco? ¡Que va! mucho más tiempo que de costumbre.
No hablamos de lo que sucedió. Varias veces le insté con disimulo a que lo hiciera, pero desviaba la conversación a temas de trabajo o incluso al tiempo. No quise preguntar abiertamente, no quería estropear el momento, no era capaz. Casi cuando se marchaba le pregunté...¿Estás mejor?. Respondió con un simple sí, y nada más.
Para que las cosas sigan su curso habitual he de decir que desde ese día, y ya van cinco, él ha estado, como es también habitual, ausente.
Sé un par de cosas.
Que me quiere más de lo que reconoce, y que cuando quiere es capaz de hacer eso exactamente eso,  lo que de verdad quiere.
Sé que estuvo conmigo dos horas, porque el momento era propicio y quería. Sé que no me ha escrito en cinco días porque no ha querido hacerlo, ahora no me sirven las excusas que pueda darme. Puede que sea incapaz de salir de este laberinto en el que estoy perdida, pero es posible que empiece a tomarme las cosas de otra manera. Quizá deje de agobiarme no hallar una salida, no sé, puede que lo que tengo claro sea poca cosa pero es mucho más de lo que he tenido en estos casi tres años.
De alguna manera, la vida misma, sin que haya que hacer grandes esfuerzos...lo va aclarando todo.
O eso espero...

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