lunes, 10 de octubre de 2011

Nadie.

Aquella niña tímida que fui, la insegura, la temerosa, la que siempre se creyó poca cosa, sigue aquí.
Algunos días me descubro justo así, justo como era ella, con los ojos llenos de curiosidad por todo y temiendo preguntar, con la respuesta en la punta de la lengua y callando, temiendole a los "no" porque siempre deseaba un "sí".
Cuando alguien dice algo bueno de mí, le respondo que se equivoca, que lo que he hecho o dicho no es más que fruto de la casualidad, que sea lo que sea no tiene importancia alguna, que cualquiera puede hacerlo mil veces mejor que yo sin esfuerzo.
Hace un rato le escribía a él, y le contaba algo parecido. El trabajo últimamente ya no es lo que era, continuos cambios, un exceso de personal que no es tal, camas cerradas que nos obligan a hacer malabares, tensiones, malas caras. Quizá por mi inseguridad necesito sentir seguridad a mi alrededor, saber a quien voy a encontrar cuando llegue, saber donde voy a trabajar, saber que sé lo que tengo que hacer, y que a mi edad no me mire nadie más como a "la nueva". Necesito que la persona que esté a mi lado trabajando sepa hasta donde puedo llegar, de qué o de qué no soy capaz, y sentir lo mismo. Saber que hay quien cubre mis carencias, y que yo, con suerte, cubro alguna otra.
Lo sé, eso sólo demuestra la poca confianza que tengo en mi capacidad. Llevo más de veinte años haciendo casi lo mismo, y sigo temiendo a los cambios, sigo temiendo tener que dirigirme a una o a otra persona, sigo siendo la misma que comenzó, la que se quedaba callada sentada en un rincón durante todas las horas que duraba un turno, algunos días sigo siendo ella.
Ella soy yo, entre las dos vamos tirando, disimulando que somos mucho más lanzadas, mucho más abiertas, mucho más espontaneas, mucho menos tímidas, mucho más capaces, mucho más inteligentes, mucho más alegres, mucho más simpáticas, mucho menos temerosas.
Seguimos teniendo miedo de los "no", por eso no preguntamos.
Seguimos dando todo lo que somos, por temor a ser de nuevo poca cosa, por no dejar de valer algo.
Seguimos agradeciendo lo que nos dan, porque sentimos que en el fondo, puede que no lo merezcamos.
Seguimos devolviendo con creces cualquier muestra de cariño.
Por eso hay quien nos encuentra perfectas, calladas, generosas, agradecidas, dispuestas, lo suficientemente inteligentes como para mantener una conversación. Soñadoras, tanto como para poder creer en cualquier ilusión. Imaginativas, tanto como para crear una fantasía y vivir en ella.
Y sin miras de intentar cambiar...
Perfectas. Nadie es perfecto, y, ¿Quién quiere ser nadie?.
Esa soy yo, nadie.


6 comentarios:

  1. Sabes por qué me ha gustado mucho esta entrada.. porque por primera vez te leo y eres TÚ.. Y eso me ha gustado mucho....
    Vales mucho!!!.. No lo olvides!!!!
    Besazo

    ResponderEliminar
  2. Ves a estas cosas digo yo que me siento identificada, por casualidad y dirás que es una tontería no serás acuario, porque a los acuarios y conozco unos cuantos nos pasa eso. Puede que no, que simplemente sea casualidad pero has dado en el clavo, el último párrafo ni que lo hubiera escrito yo.
    Y como que nadie? No digas que no eres nadie cada uno es como es y el que te quiera te va querer como eres.

    Mucho animo, besossssss!!

    ResponderEliminar
  3. Nunca olvides que vales y tienes lo que tienes porque te lo mereces. Entiendo que puedas sentir que necesitas apoyo, todos lo necesitamos alguna vez pero nunca dudes de lo que eres capaz. Besitos!

    ResponderEliminar
  4. Yo soy virgo, y nunca me he sentido virgo por lo de ordenada y tal (yo de ordenada, poquito), pero me he vuelto a sentir tan identificada contigo como aquella lejana mañana (creo que de julio) en que leí tu blog de cabo a rabo y ya me quedé aquí.
    Antes me sentía mal por ser como tú describes, pero ahora estoy aprendiendo a quererme más, como soy, y a pensar que por lo menos esa timidez y esos miedos hacen que una se esfuerce siempre más, pero que eso no es malo, ¿por qué va a serlo?, sino bueno.
    Esa niña que sigue en ti era una niña dulce y buena y generosa, no la decepciones cambiando porque no hay por qué.

    ResponderEliminar
  5. La niña del apsado nunca nos abandona, siempre sigue ahí...

    ResponderEliminar
  6. ¿Me miras a través de un boquetito no? XD

    Ahora en serio.

    Nadie es perfecto, es cierto pero si todos fueramos iguales y perfectos, esto sería bastante aburrido y te lo dice la amante de la tranquilidad y una insegura de nacimiento.
    Por eso quizás me he sentido identificada con esta entrada que has escrito, porque a mi si me das una base solida , puedo pensar que me como el mundo...Imaginarlo al menos.
    Si me das algo inestable me la cargo con todo el equipo xD

    ¡Un Besito Pequeña Insegura!.

    PD: ¿Te he dicho alguna vez que vales más de lo que crees?... Pues creetelo, porque es cierto.

    ResponderEliminar