miércoles, 16 de noviembre de 2011

No todas las lágrimas son amargas.

Una vez en la tele vi a una señora de bastante edad, lo que llamaríamos una abuela, que decía que lloraba cada vez que hacía el amor con su marido. Cuando la presentadora le preguntó el por qué, contestó que porque le hacía sentir mucho.
Algunas veces las lágrimas de felicidad y de amor se escapan justo en momentos como ese. Momentos en los que sientes tanto que no controlas nada. Es tanta la emoción, tanto lo que estás viviendo, sintiendo, que lloras, que lloro.
Pero es de contenta cariño, de contenta.

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