sábado, 26 de febrero de 2011

¿Se puede morir de amor?

El amor es frágil, un pajarillo, una flor delicada, la más fina porcelana en unas manos rudas.
Por mucho cuidado que tiene con el, se acaba dañándolo en algun momento.
Una siempre sabe cuando es el principio del fin. Cuando se ha apretado sin querer al pajarillo que queda exánime en esas manos, cuando la hermosa flor ha exhalado su último perfume, o cuando esa delicada porcelana empieza a agrietarse entre los toscos dedos. Y el corazón te sangra sin poder detener la hemorragia.
Duele, se rompe, se resquebraja, pero el mal está hecho, y nadie puede detener ese alud se sentimientos que hacen tanto daño.
Con la edad que tengo, y la edad que tiene él, no quiere saber que he sido de otros. ¿Es menos mi amor por que antes amé a otros? Otros hombres en mi vida, como si el añadir una S a la palabra hombre, hiciera ya de ellos una multitud.
Y a él le duele, y a mi... me está matando.

2 comentarios:

  1. No es bueno eso.
    Nada, nada bueno.

    Besos

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  2. Por Dios, qué maravillosa palabra: "exánime". Gracias por dejarme aprenderla.

    E igual que antes que él hubo otros hombres, él puede no ser más que el precedente a otro, ¿no? Aunque ahora, y así, cueste ver eso como una solución.

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