viernes, 4 de enero de 2013

Año nuevo, vida igual.

Esa princesa guerrera que tan valientemente ha defendido aquello en lo que creía, tiembla ahora.
No sé si es miedo, no sé si es el cansancio que la tiene casi vencida. Clava una rodilla en tierra, se apoya en su vieja espada con las que tantas batallas ha librado, no levanta la vista del suelo, llena el pecho de aire con dificultad, como si le doliese el simple hecho de respirar. Hace frío donde está, la noche ha caído, el viento sopla helado y no hay lugar en el que cobijarse. Se prepara para una última batalla. Sabe que una vez más ya está derrotada, que aunque luche con bravura no vencerá. Sólo pretende seguir en pie cuando esta acabe. El momento está próximo, no puede bajar la guardia ni descansar porque dará comienzo en cualquier instante. Ya no hay tropas que la ayuden, hace mucho que se dieron por vencidas y abandonaron. Ella misma está malherida. Heridas que no dejan de sangrar, y que ella restaña una y otra vez con la esperanza de que cierren y dejen de doler, pero no...son demasiado profundas.
Quizá es orgullo lo que la mantiene ahí,  quizá esa estúpida palabra de amor que dio.  Dijo para siempre, dijo pase lo que pase, dijo...estaré aquí.
Se sabe innecesaria y de más.
Pero es fiel, leal.
Sólo si él se lo pide...abandonará.

El año empezó muy bien, por un instante olvidé la realidad.
Que tonta...

1 comentario:

  1. Bueno.. a veces tener momentos en que parecen que las cosas son distintas es bonito- y sobre todo necesario para seguir luchando ..

    Un besazo

    ResponderEliminar