domingo, 25 de septiembre de 2011

Ayer.

Cuando llegué no estaba.
Sólo encontré mi ahora numeroso turno. El turno de mañana al completo, nadie del turno de noche.
Me senté, casi porque no podía sostenerme de pie. Miré el reloj, no llegaba demasiado tarde, era la hora de siempre. No me atreví a preguntar, era evidente que se había marchado, por primera vez en años, él, no me había esperado.
Entonces lo oí en el pasillo. Quise levantarme y salir a su encuentro, pero no pude. No lo vi abrir la puerta, sólo sentí su mano recorriendo mi espalda hasta llegar a mi brazo, una presión leve, casi una caricia. Levanté la cabeza y allí estaba, justo a mi lado.
Por circunstancias que serían larguísimas de explicar y que pasarían por cuestionarse si la gestión del lugar en el que trabajamos es acertada o no, tuvo que dejar nuestro servicio para hacer el turno en otro. Podía haberse marchado y yo no lo habría visto, pero pasó por allí a tomar café, como siempre. No pude hablar con él, nada, ni una sola palabra. Ni siquiera hemos concretado nada para mañana, no sé seguro si nos veremos. No he sabido nada de él desde el viernes por la tarde, sigo confusa, a oscuras, sin saber que pensar.
Por un lado me digo que se quedó, que quizá eso sea una buena señal.
Por otro está este odioso silencio que se empeña en mantener.
Yo, pensaba que él no era como otros, en realidad sigo pensando que no lo es. Pensaba que se preocupaba por mí y de mí. Pensaba que le hubiera gustado deshacerse en atenciones conmigo si las circunstancias lo hubiesen permitido. Es un hombre serio y responsable, atento, cariñoso, siempre lo imagino pendiente de todo, y pensé que no lo estaba de mi por todos esos imposibles que nos rodean. No lo imaginé nunca huyendo de mí, ni sacudiéndose la poca responsabilidad que sintiese hacia mí, aunque quizá responsabilidad no sea la palabra. Uno no puede decirle a alguien que lo ama, y salir corriendo a las primeras de cambio, no puedes atascarte en el primer escalón, ni rendirte al primer contratiempo. No, no sé lo que es, pero él no es así, puede que sólo sea así conmigo. Lo conozco, conozco su vida, y es... bueno, no creo que nadie pueda tener queja alguna de él, creo que siempre está cuando se le necesita, y cuando digo siempre, es siempre. Pero no hace lo mismo conmigo. Quizá creí que yo era eso que él mismo decía, única y especial en muchas cosas, y no lo soy. No quiere que yo lo necesite, y una cosa tengo clara, no sé muy bien como terminará todo esto, quizá cada uno siga su camino o quizá sigamos intentando estar juntos a pesar de todo, pero nunca más volveré a decirle que lo necesito.
Suele decirme que le gusta como es y como se siente cuando está conmigo. Suelo decirle que a mi pasa lo mismo, que cuando estoy con él soy del todo yo. Es muy posible que haya sido demasiado yo misma con él, puede que sólo sea eso, no he escondido nada, ni lo bueno ni lo malo, y se ve... que doy miedo cuando de verdad se me ve.

5 comentarios:

  1. Ains dios como me recuerdas a mí y mi pareja, yo me siento exactamente igual y no sé que aconsejarte porque si lo supiera supongo que no estaría en la misma situación que tú.
    Esperaré el desenlace de tu historia, quizás me sirva para la mía propia. Tampoco siento que mi pareja esté cuando la necesito y... en fin, todo lo que has dicho. Besitos!

    ResponderEliminar
  2. Bueno, tú lo has dicho: pudo haberse ido y tú ni le habrías visto, pero pasó a tomar café. Creo que eso sí lo hizo por ti.
    Aparte de eso, ¡no te comas tanto el coco, Jo! Si estás dispuesta a vivir este amor tal como ha venido -y al parecer lo estás- debes aceptarlo como es, sin más, y disfrutar lo que tienes.
    Y sí, eres una chica muy especial,genial, eso sí te lo aseguro.
    Muchos besitos.

    ResponderEliminar
  3. No des tantas vueltas, déjate llevar y que pase lo que tenga que pasar...

    ResponderEliminar
  4. Estás comiéndote mucho la cabeza.
    En Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus (yo no lo he leído, salía en Bridget Jones) decía que los hombres son como una goma elástica, tienes que alejarlos de ti para que regresen.
    Desvincularse, es mi consejo, déjalo a él como una cosa que mantienes porque te apetece en lugar de demostrarle lo que le necesitas.
    Cuando una mujer le va menos detrás a un hombre que de costumbre, se le enciende la alarma.
    :)
    Ánimo, pase lo que pase.
    Un besazo.

    ResponderEliminar