jueves, 8 de septiembre de 2011

No me acostumbro.

Hay días en que la certeza de saber lo mucho que me quiere, me hace simplemente invencible.
Otros, la certeza de saber que este amor está condenado, me hace extremadamente vulnerable.
El que ahora todo vaya sobre ruedas no cambia nada.
Mañana vuelve a marcharse y durante unos días no sabré nada de él. Lo sé, sé que a estas alturas debería estar más que acostumbrada, pero... es que no quiero acostumbrarme, cuando una se hace a algo, cuando te acostumbras, para mi al menos es señal de que deja de importarte. No quiero que no me importe no verlo, o no saber de él, no quiero que me de igual.

No me eches de menos.
Si no quieres no lo haré, te mentiré, y te diré que no lo he hecho.
Sólo son unos días, no me voy al fin del mundo.
Desde mi balcón, a lo lejos, puedo ver tu casa, ahí está el fin del mundo para mí.
Da igual donde esté, yo, te amo.


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